miércoles, 8 de julio de 2009

Incurables crudas de Calderón

Estado de los ESTADOS
Lilia Arellano
Protestas en la renuncia de GM
Lectura de las “palizas” al PAN
Q. Roo y el liderazgo peninsular
Pellizcada preelectoral a reservas

“A veces tenemos que perder las cosas para entender la importancia que tienen”.-
Susana Tamaro

La cruda etílica es dura, pega, se siente y se resiente, descubre uno que tiene zonas que no sabía siquiera que existían, no se encuentra consuelo y si se junta con una cruda moral el asunto se pone peor, comienzan los sudores, el insomnio, las vueltas en la cama, las carreras al baño, asalta la necesidad imperiosa de olvidar, se entablan pláticas consigo mismo en las que lo primero que se viene a la mente es el fervoroso deseo de haber sido invisible, de que en el lugar no hubiese nadie presenciado el semejante oso -si es que lo recuerda, de otra forma la angustia es aún mucho mayor-, todo se junta y hasta los problemas que se enfrentan en ese momento se hacen gigantes; es obvio que los auto reproches no se hacen esperar hasta que entra de plano un delirio de persecución. ¡No, no, no! Este caso sí que es difícil de enfrentar y algo así le ha pasado al pobre don Felipe Calderón, se le juntó la etílica con la moral y se desplomó.
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