Detrás de la Noticia
Además de los perpetradores materiales hay culpables intelectuales por la matanza de Acteal en los Altos de Chiapas. Lo son, todos los que elucubraron y operaron esa estrategia despiadada para desgastar y aplastar al EZLN: Ernesto Zedillo, presidente; Emilio Chuayfett, secretario de Gobernación; Enrique Cervantes Aguirre, secretario de la Defensa; Jorge Madrazo, procurador, y Julio César Ruiz Ferro, gobernador de Chiapas. A ese nivel se operaba el aplastamiento. No es cierto que todo fue un conflicto intercomunitario casual. Lo que sucede es que al gobierno se le salió de control. Fue más brutal de lo que se proponían como escarmiento.
Luego de transmitido mi reportaje, el domingo 7 de diciembre por la noche, las reacciones no se hicieron esperar. El lunes me llamaron los nuevos altos directivos de la empresa a la que serví por 25 años. Me dijeron que en Los Pinos y Bucareli estaban furiosos, que los habían citado y que debían verme después. Así, me enteré de que Zedillo —que ya me detestaba por lo de Aguas Blancas y su compadre Figueroa— les dijo que yo estaba otra vez intentando desestabilizar al país y que de paso nunca estaría de acuerdo en que condujera un noticiario importante. Chuayffet les aseguró que yo desde mi ingreso a la UNAM fui agitador en el movimiento del 68 y que tenía probados nexos con grupos extremistas. Falso, apenas en ese año entré a la UNAM y mi participación se limitó —a mucho orgullo— a colaborar en marchas, boteos y algunas pintas
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Luego de transmitido mi reportaje, el domingo 7 de diciembre por la noche, las reacciones no se hicieron esperar. El lunes me llamaron los nuevos altos directivos de la empresa a la que serví por 25 años. Me dijeron que en Los Pinos y Bucareli estaban furiosos, que los habían citado y que debían verme después. Así, me enteré de que Zedillo —que ya me detestaba por lo de Aguas Blancas y su compadre Figueroa— les dijo que yo estaba otra vez intentando desestabilizar al país y que de paso nunca estaría de acuerdo en que condujera un noticiario importante. Chuayffet les aseguró que yo desde mi ingreso a la UNAM fui agitador en el movimiento del 68 y que tenía probados nexos con grupos extremistas. Falso, apenas en ese año entré a la UNAM y mi participación se limitó —a mucho orgullo— a colaborar en marchas, boteos y algunas pintas