Respetables Mandatarios:
Aún es tiempo de corregir la falla de origen del Tratado de Libre Comercio
para América del Norte (TLCAN): Este modelo fue concebido para beneficiar
a las grandes empresas trasnacionales y no a los pueblos.
Desde luego, en 15 años de funcionamiento de este tratado, la peor parte
la ha resentido nuestro país. En todo este periodo prácticamente no ha
habido crecimiento económico; se dejó sin apoyo a las actividades
productivas; se han perdido en el sector manufacturero el 15 por ciento de
los empleos que había antes de 1994, se abandonó el campo, importamos la
mitad de los alimentos que consumimos y nos convertimos en el país del
mundo que más mano de obra exporta al extranjero.
En gran medida, por causa de esta absurda política, durante los 15 años
del TLCAN , seis millones de mexicanos se han visto obligados a emigrar,
arriesgándolo todo, padeciendo de discriminación y de violación de sus
derechos humanos, para buscar algo que mitigue su hambre y su pobreza.
A pesar de todo ello, los gobiernos de los tres países no han hecho nada
para construir acuerdos más eficaces, equitativos y justos en beneficio
mutuo. Por el contrario, en 2005, se suscribió la Alianza para la
Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que sólo contempla
acciones de carácter militar cuando lo que realmente se requiere es la
cooperación para el desarrollo de nuestros pueblos.
Es increíble que se pretenda enfrentar la cuestión migratoria y los
problemas de inseguridad y de violencia sólo con medidas coercitivas, sin
entender que estos problemas tienen como causa fundamental la falta de
crecimiento económico, el desempleo y la crisis de bienestar de nuestro
país.
Por todo lo anterior, los exhortamos de manera respetuosa a revisar los
términos de nuestras relaciones pensando en la cooperación para el
desarrollo, en mejorar las condiciones de vida y de trabajo de nuestros
pueblos, en la protección de los derechos humanos y del medio ambiente y
reconociendo que la seguridad y la paz son fruto de la justicia
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO.