Todo ha cambiado y se pretende seguir utilizando los mismos moldes. En un escenario de crecimiento e internacionalización de la violencia, en un México que pretende ser democrático, ¿es apropiado el diseño institucional de la relación entre poder civil y Fuerzas Armadas que se heredó del régimen anterior?
No lo es. Persistir en el modelo de centralización del poder sin equilibrios debilitará al Estado, expondrá al Ejército y arruinará a la democracia.
En el régimen anterior (del PRI), el presidente era, formalmente, jefe de Estado y jefe de las Fuerzas Armadas; pero por contar con la mayoría (la jefatura del partido), tenía una influencia determinante sobre el Congreso y la Suprema Corte. Podía ser el vehículo y responsable único en relación al Ejército.
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No lo es. Persistir en el modelo de centralización del poder sin equilibrios debilitará al Estado, expondrá al Ejército y arruinará a la democracia.
En el régimen anterior (del PRI), el presidente era, formalmente, jefe de Estado y jefe de las Fuerzas Armadas; pero por contar con la mayoría (la jefatura del partido), tenía una influencia determinante sobre el Congreso y la Suprema Corte. Podía ser el vehículo y responsable único en relación al Ejército.