Incómoda para políticos, legisladores, burócratas, lavadores de dinero y defraudadores financieros, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda va a desaparecer y sus funciones las asumirá una área de la cuestionada Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), dependiente de la Procuraduría General de la República (PGR), y tentativamente se llamaría Unidad Especializada en Análisis Financiero en Contra de la Delincuencia Organizada.
El gobierno de Felipe Calderón tomó tal determinación ante las quejas de senadores, diputados, políticos y servidores públicos que han sido investigados por la UIF y en cuyos expedientes financieros personales y familiares se encontraron irregularidades en el manejo de recursos, como enriquecimientos inexplicables, cuantiosos depósitos y retiros en efectivo, transferencias millonarias a instituciones extranjeras, evasión de impuestos, blanqueo de capitales y corrupción.
El gobierno de Felipe Calderón tomó tal determinación ante las quejas de senadores, diputados, políticos y servidores públicos que han sido investigados por la UIF y en cuyos expedientes financieros personales y familiares se encontraron irregularidades en el manejo de recursos, como enriquecimientos inexplicables, cuantiosos depósitos y retiros en efectivo, transferencias millonarias a instituciones extranjeras, evasión de impuestos, blanqueo de capitales y corrupción.
Un presidente debilitado como Calderón, a quien critican hasta los mismos miembros de su gabinete y sus correligionarios del Partido Acción Nacional (PAN), cedió fácilmente a presiones legislativas para eliminar ese órgano de inteligencia y desaparecer sus funciones, que hasta ahora desempeñaba desde las oficinas de la Secretaría de Hacienda, para darle juego a una corrupta PGR que sólo se ha encargado de hacer un show mediático de sus procesos de investigación y que le ha valido la desconfianza de la población.
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