Un voto con sentido común

Llegó el tiempo de poner en marcha nuestro sentido común. “No nos hagamos”, como le dijo alguna vez un joven a Vicente Fox. Sabemos perfectamente lo que queremos los mexicanos y basta hacer un llamado a la conciencia y a nuestro sentido común para saber por quién votar.


Quizá algunos no tengan suficiente información, otros hemos sido engañados y algunos más, por intereses personales, creen que tienen que pararse cerca de la regadera para que les salpique un poco el chorro, pero lo cierto es que no es tan fácil huir de nuestro sentido común.

Como ha dicho Saulo “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”. Tal vez estas palabras puedan evitar en alguna medida el efecto Santo Tomás, cuando optamos ir por la vida sin creer hasta no ver. 


Me pregunto qué necesitamos ver los mexicanos para despertar a la realidad que nos rodea. Ya es tiempo de quitarnos la venda de los ojos. La misma que los asquerosos medios de comunicación televisiva nos ha impuesto.


La Historia es bastante simple: ya nos gobernaron setenta y tres años los priístas y qué rescatamos: ladrones que vendieron cuanto pudieron y no hicieron nada memorable por el país; desintegraron y debilitaron los sindicatos, dejando a la mayoría de los trabajadores en la indefensión; remataron la industria, las paraestatales, las vías carreteras y la banca nacional para enriquecerse ellos mismos; décadas de dedazo, impunidad, ineficacia y corrupción, a niveles que harían palidecer al mismo Durazo. 


¿Qué balance podemos hacer de doce años de panismo? En primer lugar los resultados de una guerra, que lejos de terminar la violencia y el tráfico de drogas, ha disparado el consumo, el contrabando y ha dejado un reguero de sangre con más de 60 mil muertos (más víctimas que las que cobró en Estados Unidos la guerra de Vietnam); un ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres —antes de llegar el PAN al poder, México tenía 50 millones de habitantes en pobreza extrema, ahora tenemos 70; es decir, veinte millones más en doce años—; hace dos sexenios, sólo un mexicano aparecía en la lista Forbes de los hombres más millonarios del mundo. Hoy tenemos cinco, entre ellos al hombre más rico del planeta. Mientras países como Brasil y Chile crecieron a tasas aceleradas, ensancharon su economía y aumentaron sus exportaciones, nuestro gobierno decidió estancarse en una guerra inútil que terminó con la tradición pacifista que tantos años nos caracterizó y ahora por muertos, no paramos. 


No nos hagamos, sabemos que los narcos son los de la lana y el gobierno lo sabe, como ya no tienen qué vender o dónde más robar, ahora van sobre el negocio del narcotráfico pero yo pregunto: ¿dónde están las decenas de millones de pesos que recaudan con sus famosas redadas? 


Hablemos sin rodeos: Andrés Manuel López Obrador es, por mucho, el mejor candidato. ¿Por qué? Por sentido común. ¿Hay otro mejor? ¿Quién? ¿Cuadri? ¿Pitufina? A esos ni en su casa los quieren y sabemos a qué intereses responden. Ambos, por decir lo menos, mantienen relaciones de rehén con la maestra; la Gordillo, autora de nuestro actual sistema educativo, por cierto uno de los peores en el mundo, y responsable de tantas toneladas de ignorancia que hay en este país.


Yo sí voy a votar por Andrés Manuel. Cuando voy a la Ciudad de México, mi sentido común y mis percepciones no se contraponen. Me admira recorrer la grandeza de esos segundos pisos, obras viales titánicas que no se habían visto en más de treinta años. Cuando cruzo los puentes y veo cómo se mueve un panorama de caminos por el aire pienso en lo mucho que se puede hacer con nuestro dinero cuando se tiene un gobernante responsable y honesto.


Enrique Peña Nieto, con su cara joven es el más viejo de los candidatos. Está comprometido hasta la médula con los cacicazgos políticos y los monopolios que tienen secuestrado a este país. (Me refiero a Televisa, TV Azteca, TELMEX, Grupo Carso y todo el linaje de dinosaurios que van desde Salinas de Gortari hasta Arturo Montiel, pasando por el gober precioso, el ratero mayor Humberto Moreira, que dejó empeñados a los coahuilenses con una deuda de 34 mil millones, Fidelito Herrera y Javier Duarte —que lleva ya nueve periodistas muertos en dos años de gobierno en Veracruz— y el represor profesional de Oaxaca, Ulises Ruiz, entre otros).


Cuando veo un candidato que públicamente puede hablar de honradez y honestidad, sin que nadie pueda demostrarle lo contrario; que no está comprometido con los poderes fácticos que gobiernan este país y que muestra congruencia entre lo que dice y lo que hace, me doy cuenta que todavía estamos a tiempo de elegir con nuestro sentido común. México merece un presidente decente y un gobierno decente. Por cierto, López Obrador es el único candidato que ha tenido a bien presentar a quienes serán los miembros de su gabinete y le ayudarán a gobernar. Dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Se atrevería Peña Nieto a presentar su gabinetazo?


A muchos les pareció que Obrador era un peligro para México porque dijo “primero los pobres”, pero va siendo hora de atacar de veras el mal mayor de este país: la pobreza. El candidato que tiene el programa social más extenso y notable es López Obrador. El PRI tuvo ya casi un siglo y decidió privilegiar sólo a unos cuantos. La alternancia con el PAN dejó ahí sus resultados, que saltan a la vista. Creo que ha llegado el tiempo de darle una oportunidad a Andrés Manuel; al cambio verdadero.


Seamos una gran familia, una enorme familia mexicana que saque adelante a nuestro México. Ya es tiempo de poner a este país donde nosotros queremos, y que las televisoras dejen de imponernos sus subproductos basura, como pretenden hacerlo. Por favor aborrezcan los programas estupidizantes y enajenantes de Televisa y TV azteca, son toxinas para tu familia. No compres engaños ni fantasías, porque con eso educas a tus hijos. YA NO MÁS.


Usar el sentido común es una de las formas más elementales de usar el pensamiento. Resulta más fácil elegir bien que elegir mal. Rompamos con la cadena —que no es condena—de que tenemos que estar jodidos porque más vale malo por conocido. Todos sabemos que México tiene todo para ser un gran país; todo excepto gobernantes honestos. Este 1 de julio elige con sentido común. Vota por un cambio verdadero, para un México mejor.

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