El Legislativo mexicano, de tanta repetición, y con las cada vez más corruptas bancadas que lo han ido integrando, alejadas de la gente y sólo al servicio de sus amos, el único sentimiento que ya despierta es el de asco. En nada llamarán la inmensa mayoría de legisladores, incluidos los que hoy se oponen al dictamen del TRIFE, al dictador: Presidente. La lana es la lana.
Un poco demasiado cínicos, los seudomagistrados a modo de la corrupción impuesta como regla de aplicación de un sistema agotado, que ubica a México ya incluso por debajo de Haití en calidad de servicios prestados por las mafias que desgobiernan al país.
Ante nada qué decir como Informe y en ayuda a que pasara incluso desapercibida la entrega, quisieron adelantarle los seudomagistrados, como regalo, la consolidación de la dictadura, a quien también ese tribunal, agotado, impusiera como usurpador “legalizándole” otro fraude y quien nada más llegar se declarara una guerra personal para “legitimarse” y el que dejando al país convertido en cementerio y ahogado en sangre, acaba su inconcebible gestión dejando a los poderes fácticos como amos del Ejecutivo.
Con la imposición de Calderón “legalizaron”, otros seudo magistrados del mismo tribunal, el genocidio con Calderón, y con la imposición de Peña dan el paso a la “legalización” de la dictadura hoy. Y peor aún, a la compra, mañana, del Ejecutivo por el que tenga más dinero para comprarlo.
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