Atrás quedaron los cárteles de Tijuana, Ciudad Juárez y el Golfo. Ahora quienes dominan la escena son Sinaloa y Los Zetas. A seis años de declararse la guerra contra las organizaciones criminales, éstas tienen más recursos, más armas, son más violentos y están en todo el país. Conoce la nueva radiografía del narco
Enrique Peña Nieto llegará a la Presidencia de México con una herencia ineludible: la guerra contra el narco iniciada hace años por Felipe Calderón.
La herencia incluye un país erosionado por organizaciones criminales que se han multiplicado como la cabeza de la hidra, en una guerra que lejos de debilitar a los cárteles, los ha fortalecido.
Casi seis años han pasado desde que Calderón declara la guerra al narcotráfico, en una acción que habría marcado su antecesor, Vicente Fox.
Hoy vemos los resultados de la lucha con dos cárteles que al momento que el presidente asumió el poder eran organizaciones calificadas como emergentes y se han posicionado como las más poderosas y sanguinarias: El cártel de Sinaloa y los Zetas.
El primero liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán es considerado como el más grande del mundo, y los Zetas, que habrían iniciado en 1999 con 30 ex militares al servicio del Cártel del Golfo, han asumido el control del 90 por ciento de la región Este del país.
Este grupo ha aterrorizado a México ejerciendo un grado de violencia nunca antes visto. La organización libra una feroz batalla con seis cárteles y aún que existen reportes de una división interna, pareciera que han salido fortalecidos de los embates en su contra.
El gobierno Calderonista y su predecesor dirigieron esfuerzos para desmembrar a toda costa al Cártel del Golfo. Tan solo en el sexenio de Felipe Calderón detuvieron a cinco líderes del más alto nivel.
En el mes de septiembre de este año, en sólo una semana, el gobierno federal decapitó a esta organización deteniendo a sus últimos dos líderes: Mario Cárdenas Guillén y Eduardo Costilla alias “el Coss”.
El por qué aun es incierto. No sabemos realmente cuál era el fin de estas operaciones, el propósito, ni la estrategia.
Lo que si sabemos, es que muy probablemente estas acciones finalmente beneficien a alguno de los dos cárteles consolidados durante este sexenio: Sinaloa o los Zetas.
El mandato del presidente Calderón terminará el primero de Diciembre, y con ello entregará un balance sobre la situación por que atraviesa el país.
Enrique Peña Nieto heredara por tanto una nueva serie de retos en materia de seguridad. Se enfrentará a un régimen del crimen organizado que tiene influencia en todos los espacios de la vida pública.
Durante los seis años de lucha contra las drogas, los cárteles cambiaron de estructuras. Algunos desaparecieron, otros nuevos surgieron. Y todo como consecuencia inequívoca de la estrategia del gobierno federal.
Algunas oportunidades aprovechadas que culminaron en casos de éxito.
Sin embargo, la monotonía de la estrategia también provoco nuevos brotes de violencia híbrida para lo que el país no estaba preparado.
La nueva radiografía de los cárteles
En el 2006 Calderón recibió un país socialmente convulso tras la estrecha victoria electoral, y un territorio nacional en donde durante décadas encubaron organizaciones dedicadas al narcotráfico.
Heredó un escenario en el que un problema de seguridad pública rápidamente evolucionó a uno de seguridad interior.
La violencia exorbitante rápidamente incrementó y se esparció por diversas zonas del país.
Fueron las consecuencias de políticas publicas fallidas durante las dos administraciones previas. Acciones que el gobierno ejecutó sin apuntar, y de oportunidades que no supo aprovechar.
Estas oportunidades son básicamente tres:
Primera, el colapso del Cártel de Juárez al morir su líder emblemático Amado Carillo Fuentes “El señor de los cielos”, por lo que la organización fue perdiendo capacidad operativa y poder ante los cárteles rivales.
Segunda, la muerte de Ramón Arellano Félix en Mazatlán en el año 2002, hecho que derivó en un vacío de poder al interior de esa organización, generando una pugna interna que fue aprovechada por el cártel de Sinaloa.
Y tercera, la detención de Osiel Cárdenas Guillen, líder máximo del Cártel del Golfo.
La evolución del narcotráfico en México se ha visto especialmente marcada en los últimos 15 años.
En este tiempo pasó de un “régimen” unipolar en los años 70 y 80 con Miguel Ángel Félix Gallardo al frente del Cártel de Guadalajara, a convertirse en bipolar en los 90 con la consolidación del Cártel de Juárez y el Cártel de Tijuana como los principales grupos.
En el Siglo XXI se convirtió en multipolar con siete cárteles principales y diversas células considerablemente menores.
Especialmente dedicadas al narcotráfico, estas organizaciones evolucionaron y hoy se han consolidado como un poder fáctico en nuestro país.
Pese al esfuerzo del gobierno federal, estas organizaciones han incrementado su presencia en diversos estrechos del territorio nacional, y hoy, a casi seis años del inicio de la guerra contra la delincuencia organizada, al monstruo –narcotráfico- le han crecido más cabezas y controlan diferentes zonas del territorio nacional; incluyendo entidades federativas por completo.
Los cárteles
Las siete organizaciones con mayor capacidad operativa son: Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Organización de los Beltrán Leyva o Cártel del Pacifico Sur, La Familia Michoacana/Caballeros Templarios, Los Zetas, Cártel de Juárez y el Cártel de Tijuana.
Durante los seis años de gobierno del presidente Felipe Calderón las estructuras y la conformación de los cárteles cambió, y el fenómeno de evolución criminal ha sido un hecho que dejó huella en este sexenio.
Igualmente el modus operandi de las organizaciones criminales cambió, y marcó un parteaguas en la historia de crimen organizado trasnacional.
Ante la presencia de mayor competencia en el mercado de las drogas, la batalla por el control de rutas y puntos de venta (plazas) desarrolló con una psicología criminal nunca antes vista en México.
Las técnicas de intimidación de los cárteles tomaron un nuevo giro hacia la brutalidad.
Decapitados, descuartizados, colgados, quemados, ejecuciones masivas y balaceras públicas que han cobrado la vida de cientos de inocentes, recrudecieron la disputa de poder y aterrorizaron a la ciudadanía.
Los cárteles se multiplicaron y fueron aumentando su capacidad y nivel de influencia. Buscaron consolidar su poder en más municipios del país.
Para lograrlo mutaron para convertirse en organizaciones altamente sofisticadas, que incursionaron en otras formas de actividades delictivas como el robo, secuestro y extorsión.
La antigua narcografía cambió drásticamente. La hegemonía de los tres cárteles principales: Tijuana, Juárez y Golfo habría llegado a su fin.
Durante el sexenio de Vicente Fox el cártel de Sinaloa pactó una alianza con antiguos capos del narcotráfico que ejercían su poder en el noreste del país.
Así, el Chapo Guzmán, fugado de la prisión de Puente Grande en 2001, formó la denominada Federación de Sinaloa con Juan José Esparragoza alias “El Azul”, Ismael “El Mayo” Zambada, y Arturo “El barbas” Beltrán Leyva.
Pactaron una “alianza de sangre”, ya que los cuatro individuos están emparentados. Ya sea primos o cuñados, estos cuatro líderes dieron fin al “reinado” del cártel de Juárez.
La violencia en Ciudad Juárez recrudeció en los últimos años de Fox, y sin duda en los primeros años de Calderón, y la lucha por controlar el corredor de Juárez y Chihuahua derivó en miles de muertos.
Ante ello, el presidente Calderón desplegó a mil 500 efectivos militares y mil policías federales.
La figura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, pronto tomó mayor relevancia.
El cártel de Sinaloa habría adquirido tanto poder, que para el 2007 diversos estudiosos del narcotráfico lo calificaban como el cártel mas poderoso del mundo.
Ese mismo año Osiel Cárdenas Guillén era extraditado por el gobierno federal a Estados Unidos. Hecho que marco la separación “oficial” de su antiguo brazo armado, Los Zetas.
Esto desató rápidamente una sangrienta lucha en Tamaulipas contra sus ex aliados. La brutal guerra entre cárteles se esparció a Nuevo León y Veracruz.
Mientras, los Zetas se enfrentan con el poderoso Cártel de Sinaloa en el noroeste del país, y con la Familia Michoacana y su escisión: Los Caballeros Templarios.
A la vez la denominada Federación de Sinaloa afrontaría una pugna interna. La organización de los hermanos Beltrán Leyva se separaría de la federación tras la detención de Alfredo “El Mochomo” Beltrán Leyva.
Los hermanos culparon al Chapo Guzmán por el arresto de su hermano.
La organización de los Beltrán Leyva adoptaría el nombre de Cártel del Pacifico Sur (CPS). Consolidándose principalmente en Guerrero y Morelos.
Continuaron teniendo presencia en distintas regiones de Sinaloa, Tamaulipas, Nuevo León, Sonora, Estado de México y Querétaro.
Acapulco y Cuernavaca se transformaron en el principal centro de operaciones del CPS. La habilidad de sus lideres para sobornar autoridades les dio una ventaja y pronto sería el cártel con mayor actividad en el centro del país.
Inicialmente habría un pacto de no agresión entre los carteles. Arturo Beltrán Leyva habría fungido como el mediador entre el Cártel de Sinaloa y los Zetas.
No obstante, los Zetas rompieron el pacto y la escalada de violencia cobró miles de vidas más. Los territorios mas disputados entre el cártel de Sinaloa y los Zetas eran Zacatecas, Durango, y Tamaulipas.
Dan golpe a los Beltrán Leyva
En diciembre de 2009, el líder del Cártel del Pacifico Sur, Arturo Beltrán Leyva, fue abatido en Cuernavaca por elementos de la Marina: lo que se consideró un golpe vital a la estructura de este cártel y una victoria para el gobierno de Calderón.
No obstante, esta operación tensó más la relaciones al interior del aparato de seguridad nacional.
La inteligencia utilizada en el operativo habría venido de la embajada norteamericana, quienes optaron por la SEMAR para llevar a cabo la misión.
Para algunos especialistas, este hecho fue una de las causas por la que el 2010 fue el más violento de todo el sexenio de Felipe Calderón. Al interior de los Beltrán Leyva habría un vacío de poder.
Héctor “El H” Beltrán Leyva y Sergio Villarreal “El Grande” buscarían consolidar su liderazgo al frente de la organización.
La disputa por el poder del CPS culminó en un espiral de violencia en Guerrero, Morelos y Estado de México. De acuerdo a reportes de inteligencia del año 2011, la pugna se daba entre Héctor Beltrán, “La Barbie” y Heriberto Lazcano líder máximo de los Zetas.
En abril de 2010 el ejercito mexicano detuvo a Gerardo Álvarez Vásquez alias “El Indio”, compadre de “la Barbie”.
Tres meses después la policía federal detuvo a Edgar Valdez Villarreal “La Barbie” , ambos en el Estado de México.
Por lo que, al parecer, Héctor Beltrán terminaría al frente del cártel.
Un mes mas tarde, en septiembre de 2010 fue detenido Sergio Villarreal “El grande” en el estado de Puebla.
Estas detenciones, el desmembramiento de la organización Beltrán Leyva, dio origen a por lo menos tres células delictivas que cobraron presencia en el centro del país, particularmente en el Estado de México y Distrito Federal. También en Morelos, Guerrero y Michoacán.
La escalada de violencia en el Estado de México, Guerrero y Morelos se debe a la confrontación de los grupos La Barredora, La Mano con Ojos y La Resistencia, quienes no sólo disputan las “plazas” del centro y occidente del país: También libran una sangrienta batalla contra los Zetas y La Familia Michoacana/Caballeros Templarios.
Algunos de sus lideres han sido detenidos, otros han sido asesinados. Sin embargo estas nuevas células son tomadas por nuevos lideres que hacen su camino a través de la violencia extrema.
La Familia se divide
Otro caso de escisión se dio en el estado natal del presidente, en Michoacán.
La Familia Michoacana, un grupo dedicado al narcotráfico con tendencias populares y dotes de insurgencia para algunos, fue el grupo responsable de los atentados con granadas el 15 de Septiembre de 2008, en Morelia.
El gobierno de Calderón presumió en el año 2010 haber capturado a mas de 700 integrantes de esa organización, incluyendo a dos de sus lideres.
Nazario “El mas loco” Moreno líder fundador del grupo fue presuntamente abatido por fuerzas federales en 2010. Nunca encontraron sus restos. Algunas versiones de pobladores de Apatzingán sugieren que Nazario Moreno continua vivo.
Meses después la Policía Federal capturo a José “El chango” Méndez, quien presuntamente comandaba lo que sobraba de la Familia Michoacana.
El tercer líder, Servando Gómez Martínez “La Tuta” se escindió del grupo de la Familia Michoacana que buscaba una alianza con los Zetas, y formó un nuevo grupo autodenominado: “Los Caballeros Templarios”.
A la fecha “La Tuta” no ha sido detenido, y el grupo que comanda es responsable de miles de muertes. Gómez Martínez ha sido el único líder del narcotráfico que emite un video comunicado mostrando su rostro, a manera de propaganda, exhibiendo el manifiesto del grupo.
Este comunicado fue tomado por diversos analistas como una “preocupación”, dado el contenido del video que muestra al capo con ilustraciones de “El Che” Guevara, y banderas comunistas. Explica el código de los Caballeros Templarios y pareciera que tiene características de un grupo revolucionario.
Sin embargo, hasta la fecha en México no existe información oficial de colusión entre grupos del narcotráfico y guerrilleros.
Al mismo tiempo en la zona occidente del país, Jalisco, Colima, Michoacán, aparecerían dos carteles:
Uno históricamente arraigado como precursores del narcotráfico contemporáneo: el Cártel del Milenio o de los Valencia, y otro que surgiría como un grupo armado que haría frente a la expansión de los Zetas en diversos puntos del país.
Estos últimos denominados Cártel de Jalisco Nueva Generación o los Mata Zetas, grupo de menor tamaño, posee la capacidad operativa para traficar drogas, y también la logística y armamento para ser brutalmente violentos.
A este grupo se adjudica la ejecución de mas de 30 presuntos Zetas en Veracruz, abandonados en un boulevard altamente transitado.
Zetas vs 'Chapos'
Con el cártel del Golfo sometido a constantes embates en la región noreste del país por el gobierno federal y por su grupo antagónico, los Zetas que se habrían independizado a inicios del sexenio de Calderón, cuando aprovecharon la coyuntura y tomaron el control prácticamente todas las rutas que el Cártel del Golfo solía controlar.
La lucha entre los Zetas y el Cártel del Golfo dejo miles de muertes, recrudeció la vida social en el noreste del país. También inhibió a las principales ciudades industriales del país como Monterrey y Torreón.
La delincuencia organizada de esparció por territorios del país buscando donde resguardarse y consolidar nuevos puntos de operaciones.
Tal es el caso de San Luis Potosí, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato.
A pesar de que el grupo de los Zetas ha sufrido bajas significantes, y una supuesta división interna, este grupo altamente disciplinado ha logrado mantener su influencia en la región Golfo del país, e incursionado al centro, sur y este. Inclusive dominando territorios en Centroamérica.
El gobierno federal ha detenido a por lo menos 10 de sus mas altos mandos, algunos de ellos, los fundadores. Sin embargo los dos lideres continúan en libertad.
Así, con el cártel del golfo debilitado, la pugna por los territorios que todavía conservaba la organización se traducirá muy probablemente en una sangrienta batalla entre los Zetas y el Cártel de Sinaloa, señaló un funcionario del gobierno federal.
Por su parte, el cártel de Sinaloa, cuyo célebre jefe continua en libertad después de 11 años de haberse fugado de un penal de máxima seguridad, continúa consolidándose como el cártel mas poderoso.
Aún que la organización ha sufrido bajas importantes, como la de Ignacio “Nacho” Coronel y Vicente Zambada Niebla, hijo del capo Ismael “El Mayo” Zambada, se ha mantenido como organización dominante en el trafico de cocaína.
Es entonces como, por el lado Este con el cártel de los Zetas dominando principalmente el trafico de mariguana, el Cártel de Sinaloa domina el mercado de cocaína en la región del Pacifico.
Son estos dos carteles, los que en el sexenio de Felipe Calderón aumentaron su presencia, y se consolidaron como los mas poderosos.
Esta es la narcografía que el presidente electo Enrique Peña Nieto hereda.
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