jueves, 28 de agosto de 2008

Alianza por la privatización de la educación

SIN VERGÜENZA

Octavio Rodríguez Araujo, La Jornada


Uno de los personajes políticos más siniestros en el México de los últimos años es la señora Elba Esther Gordillo. Después de maroma y media, y con acopio de todos los ardides que aprendió desde joven en las filas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se hizo nombrar presidenta del gremio burlando así la traba estatutaria para relegirse de por vida como secretaria general de esta poderosa organización.

Esta supuesta representante del magisterio jugó un papel importante para que Felipe Calderón pudiera ocupar Los Pinos. Movió a sus huestes, afiliadas al oportunista partido de su creación, el Nueva Alianza (Panal), para que votaran por el candidato presidencial del Partido Acción Nacional, y convirtió a Roberto Campa Cifrián no sólo en su candidato títere sino, posteriormente, en el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Colocó, asimismo, a su gente en la dirección de la Lotería Nacional, en cargos importantes de la Secretaría de Educación Pública y en la dirección del ISSSTE, de donde emanó la impugnada ley que privatiza, de facto, las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado.

Al principio varios analistas desestimamos el nombre del partido gordillista. Ahora sabemos muy bien por qué fue denominado Nueva Alianza. Es la nueva alianza con Calderón y con las fuerzas políticas y económicas más derechistas del país. Sin embargo, sus seguidores y domesticados profesores por largos años han comenzado a rebelarse más allá de la tradicional oposición interna de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).

Parte de la nueva alianza de la señora Gordillo ha sido precisamente la Alianza por la Calidad Educativa, estimada por los profesores de base de algunos estados (entre éstos Morelos) como una trampa del gobierno federal para privatizar la educación pública y colar, por la puerta de servicio, las aportaciones privadas, incluso empresariales, a las escuelas que debieran ser gratuitas y atendidas totalmente por el Estado (si entendemos bien el texto del artículo tercero constitucional). So pretexto de mejorar los niveles profesionales de los docentes, se les han practicado exámenes mañosos que han “demostrado” su baja preparación. La idea ha sido incitar a la opinión pública a que demande mejor educación y a que escoja, como mejor alternativa, las escuelas privadas, las mismas que gracias a ENLACE 2008 (Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares), son las mejores en el Distrito Federal y en otras entidades de la Federación (las escuelas privadas son, según esta prueba, las que ocupan los primeros lugares de calificación, con algunas excepciones). Todo un plan con maña, al que se agrega la iniciativa gordillista de cerrar las escuelas normales o convertirlas en formadoras de técnicos “útiles” para el desarrollo del país porque –dijo– no hay plazas suficientes para absorber a sus egresados.
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