jueves, 4 de septiembre de 2008

Tras la destitución

Por: Lilia Arellano.

Estado de los Estados

Se corre el rumor de que Felipe Calderón no concluirá su periodo como titular espurio del Ejecutivo Federal / Sería un hecho político inédito en la historia de nuestro país, pero posible / El relevo de FeCal no es tan sólo un anhelo de miles de ciudadanos conscientes de que el trabajo que está realizando, es contrario a los deseos de los mexicanos, sino también de aquellos que creyeron en la demagogia de su campaña

Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad: Joseph Goebbels.

-Espada de Damocles sobre Calderón.

-México pide un estadista en Los Pinos.

-Navarrete y Acosta "rebuznan": PML.

-PRI recupera terreno rumbo al 2009.

-Insaciable la codicia de los banqueros.

La revocación sería posible si en el Congreso de la Unión se aprueba una iniciativa que es apoyada por el PRI, PRD, PT, Convergencia y Alternativa, para elevar a rango constitucional la revocación de mandato como una forma de democracia directa

Desde hace algunas semanas corre, cada vez con más fuerza, el rumor de que Felipe Calderón no concluirá su periodo como titular del Ejecutivo Federal. Este hecho político inédito en la historia de nuestro país sería posible si en el Congreso de la Unión se aprueba una iniciativa que es apoyada por el PRI, PRD, PT, Convergencia y Alternativa, para elevar a rango constitucional la revocación de mandato como una forma de democracia directa. Calderón podría dejar de ser el inquilino de Los Pinos a través de ese mecanismo constitucional o por medio de la renuncia o un juicio político. Detrás de la presentación de dicha iniciativa parece encontrarse la verdadera razón de la salida de Santiago Creel de la coordinación del PAN en el Senado de la República, uno de los presuntos impulsores de la revocación de mandato que colocaría en una posición aún más débil de la que ya está a Felipe Calderón, quien por supuesto no estuvo dispuesto a exponerse a un peligro constitucional de esa naturaleza, por lo que actuó con la inmediatez y falta de tacto que ya todos conocemos y que en estas mismas líneas le señalamos oportunamente.

Nadie debe dejarse espantar por el fantasma del "derrocamiento" o del golpe de Estado, movimientos armados y subversivos, que no le harían ningún bien al país y que la madurez política del pueblo de México, así como las actuales condiciones del país, las hacen impensables, indeseable e imposibles. Sin embargo, el relevo de Calderón no es tan sólo un anhelo de miles de ciudadanos conscientes de que el trabajo que está realizando o, mejor dicho, dejando de llevar a cabo, está dando los resultados totalmente contrarios a los deseos de los mexicanos y hasta de las propias promesas de campaña y metas de gobierno del actual inquilino de Los Pinos.
Relevar a Felipe Calderón no es tan difícil, si la legislación lo permitiera. Lo difícil consiste en encontrar a un personaje político con tan grandes deficiencias para que lograra hacer un trabajo tan malo al frente de los destinos del país. Sumamente difícil también sería localizar a un personaje dentro de la política mexicana que se acercara al perfil del estadista que requiere México para salir adelante ante los retos, internos y externos, que se deben enfrentar y superar en este siglo.
Revisemos: ¿será muy difícil encontrar un político que haga peor trabajo que Felipe Calderón en el terreno económico? El michoacano recibió al país de manos de Vicente Fox con un crecimiento anual de 4.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) -aunque el guanajuatense tuvo un mediocre avance de 2.3% en materia económica- y en tan sólo un año lo bajó a 3.2 por ciento del PIB en 2007. Para este 2008, prometió un crecimiento económico de 3.7 por ciento del PIB si le aprobaban una infame reforma fiscal, que finalmente pasó a gritos y sombrerazos por el Congreso gracias a sus "aliados políticos". Sin embargo, la mentada reforma fiscal ha sido contraproducente pues ahora el crecimiento alcanzará, si no sucede nada peor, 2.4 por ciento según el Banco de México, ó 2 por ciento según la calificadora internacional Moody´s.
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