miércoles, 29 de octubre de 2008

2008: En México se instaura la primera dictadura latinoamericana del siglo XXI

María Teresa Jardí

Algunos de ustedes, quizá, como yo misma, recordarán con nostalgia la época del llamado boom de la novela latinoamericana. Con nostalgia: la novela pienso, de entrada, al escribir la anterior frase. Pero de inmediato pienso que, con nostalgia, también la época. Existían entonces los valores y regían los principios en los que, a pesar de la represión, combatían las dictaduras. La humanidad en general y los latinoamericanos en particular teníamos esperanza y el sueño de construir, para todos, un mundo mejor, era nuestra guía.
Me encanta la novela y doy gracias de haber vivido hasta hoy tan sólo por tener la oportunidad de leer a autores como Mankell, por nombrar alguno.
Disfruté a Carpentier y a Manuel Scorza, a Cortazar y a Sábato, a Onetti y a García Márquez, a Augusto Roa Bastos y a Miguel Angel Asturias, etc.
Cada uno, a su manera, con un libro, al menos, caracterizando a uno de los dictadores de moda.
No fueron los primeros en hacerlo. Ahí está como muestra, Del Valle Inclán, Tirano Banderas.
No fueron los únicos tampoco y hoy la novela española aún refleja la sombra de Franco y lo mismo hacen, incluso de manera más explícita, autores argentinos y chilenos.
Pienso hoy en ellos ni siquiera porque los tenga a mano para releerlos. Mis libros están en Mérida y yo escribo desde el D.F. mi colaboración.
Pienso en ellos al leer la nota de nuestro diario donde se nos informa que: “… El gobierno espurio reforzó las medidas de seguridad dentro y fuera de la Cámara de Diputados, para contener la marcha que el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo realizará este martes del Zócalo hacia San Lázaro, y el operativo fue supervisado personalmente por el titular ilegítimo de Seguridad, Genaro García Luna. El funcionario se reunió con el presidente de la Mesa, César Duarte, y con el coordinador panista Héctor Larios. Duarte aseguró que se trató “de una visita de cortesía”, pero desde la mañana cientos de policías federales y elementos militares de civil se apostaron en las principales entradas y áreas estratégicas de la Cámara…”.
Y no me queda más que remitirme a las dictaduras para explicarme el miedo a los ciudadanos que en los impresentables representantes de los partidos despierta la defensa de los bienes de la nación empezando por la soberanía que se ha comprometido a entregar el usurpador.
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