jueves, 22 de enero de 2009

Espejitos por oro

JOHN M. ACKERMAN

En lugar de realizar su primera visita de Estado a México, tal como en 2001 lo hiciera George W. Bush cuando fue recibido por Vicente Fox en su rancho, Barack Obama decidió atender a Felipe Calderón en Estados Unidos en una reunión informal y sin su investidura presidencial. Mientras Fox tuvo la oportunidad de recibir a Bush en su propio territorio y dialogar con un presidente en funciones, Calderón se vio obligado a hacer maletas para comer mole en Washington con un presidente electo sin poder alguno.

Se equivocan los que repiten ad nauseum que existe una "tradición" en el sentido de realizar un encuentro entre el presidente mexicano y el presidente electo de Estados Unidos antes de que tome posesión. El único antecedente histórico de una reunión de este tipo fue la visita de Carlos Salinas de Gortari a Bill Clinton en 1993, la cual se justificó bajo el argumento de que a éste último se le pondría al tanto de las negociaciones respecto al Tratado de Libre Comercio. Ningún otro presidente electo de los Estados Unidos se ha reunido con el mandatario mexicano antes de su "inauguración".
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