domingo, 7 de junio de 2009

¡Pásale al circo del voto en blanco!

Ojo por ojo
Álvaro Cueva

El tema no es si votamos en blanco, si no votamos o si estamos hartos. El tema es a quién o a quiénes les conviene que usted y yo estemos perdiendo el tiempo con esta bonita ocurrencia.

Como usted sabe, en los últimos días, a muchos medios les ha dado por debatir si vale la pena votar o no el 5 de julio.

Y como México y el mundo entero están pasando por un proceso de decepción generalizada, pues la gente se encendió.

Que si vamos a vengarnos de los políticos, que si las elecciones no funcionan, que si la derecha, que si la izquierda, que si Italia, que si Argentina.

Resultado: otra campaña de miedo, otra guerra sucia, otro circo más para la colección.

Mire, ni nos confundamos ni nos dejemos manipular.

Pretender que votando en blanco vamos a provocar un cambio social, que le vamos a meter un susto a la autoridad o que nos vamos a vengar de nuestros políticos es tan absurdo como invitar a la gente a cambiar sus focos por velas para sembrar el pánico en la compañía de luz.

¿Usted cree que si hoy desenchufara su casa de la red de suministro eléctrico, los señores de Luz y Fuerza o de la Comisión Federal de Electricidad se pondrían a temblar histéricos?

¡Por supuesto que no! Se atacarían de la risa porque el único perjudicado sería usted al regresar a la era de las cavernas.

Piénselo y aunque se uniera con su colonia, con su ciudad o con su estado, una cosa es una inconformidad y otra, la satisfacción de una necesidad.

Las elecciones no tienen la culpa de que México no cuente con políticos capacitados, de que nuestro sistema de partidos no funcione ni de que la reforma electoral sea una desgracia.

Tampoco son responsables de que nadie pueda votar por candidatos independientes, de que a usted y a mí nos esté yendo peor que nunca o de que odiemos a determinadas personas, a ciertas agrupaciones o a todo el sistema.

Las elecciones, nuestras elecciones, tal como las estamos viviendo ahora, son un privilegio que tardamos años en conquistar.

¿A usted ya se le olvidó que hubo gente que luchó y murió para que pudiéramos votar? ¿Ya se borró de la memoria cómo se votaba antes? ¿Ya no se acuerda de lo que pasaba en otros años?
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