viernes, 2 de octubre de 2009

Sufragio efectivo

Pablo Gómez

La lucha política en Iztapalapa ha generado toda clase de pronunciamientos contra el sufragio. A pesar de que el asunto relevante en esa demarcación ha sido en realidad el voto ciudadano y el respeto al mismo, no ha sido ésta la manera como se le ha abordado por periodistas y políticos. Pareciera que todo se reduce a asuntos menores, pronunciamientos circunstanciales y actuaciones caricaturescas, como si el voto pudiera ser tratado de esa forma sin ofenderlo como valor democrático. Los que esperaban que Acosta renegara de su compromiso en realidad estaban contra el voto mayoritario, querían mancillarlo, burlarlo.

En Iztapalapa, ante el cambio judicial de candidata, se realizó una maniobra política enteramente válida, pues cada cual sabía por quién votaba. Clara Brugada obtuvo la mayoría y eso fue el contenido principal de tal episodio que seguramente formará parte de la historia electoral del país. Nadie fue engañado, no se realizó ninguna trampa en la votación, a pesar de que marcar el nombre de Brugada implicaba votar por otra persona que no se encontraba en la boleta, y de que marcar el nombre de Rafael Acosta quería decir que se le otorgaba el voto a Brugada. Pero ese enredo fue provocado por el más alto tribunal electoral del país, al cual ni siquiera se le critica por parte de quienes han soslayado el sufragio popular.
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