viernes, 12 de marzo de 2010

PRI: frágil unidad


El factor Nava unifica a un PRI con frágiles líneas de ruptura. Mientras Manlio Fabio Beltrones intenta que todo el partido impulse su propuesta de reforma política, Emilio Chuayffet la señala como algo muy personal del senador por Sonora. La distancia entre Chuayffet y Manlio es de muchos años atrás, pero ahora, internamente, responden a estrategias y líneas de mando distintos. Emilio es uno de los factores de apoyo de Enrique Peña Nieta, mientras Manlio trabaja para su propio proyecto. Esto confirma que en el PRI todavía no se da el aterrizaje previo al proceso de nominación del que dependerá su perspectiva de triunfo en el 2012.
Manlio puede no tener razón en el contenido de su reforma y en su operación política, pero debe aceptarse que ha sido la suya el contrapeso necesario a la propuesta del Poder Ejecutivo la que, mediante un mecanismo
singular de presión, un grupo de connotados comunicadores, intelectuales y actores políticos la impulsan con un desplegado que titulan No a la Generación del no. ―Lo firma un abigarrado conjunto de ciudadanos, la mayor parte de ellos dotados de voz pública y algunos de poder político en su momento. Su diversidad es tal que en el elenco figuran personas respetabilísimas como el doctor Ruy Pérez Tamayo en un extremo y en el otro Ernesto Zedillo, que ocupa asientos en los consejos de administración de empresas como Kansas City Southhern, Union Pacific Railroad y Citigroup, que de modo directo o indirecto se beneficiaron de su acción como presidente de la República (…) El objetivo central del mensaje es alegar ante el Congreso la necesidad de aprobar la reforma política iniciada por el presidente Felipe Calderón el 15 de diciembre pasado (…) Para justificar su posición a favor de una visión de México, a la que no quieren contrastar con otras, los firmantes del mensaje de marras hacen una crítica al inmovilismo político. Reprochan a una entidad difusa bautizada como la generación del No el haber hecho ‗improductiva nuestra democracia‘, causada por un ‗bloqueo persistente al cambio por parte de las fuerzas políticas‘, que tiene detenido a México. Se confunden con las fechas que marcan esa parálisis. Dicen que hace 13 años –es decir, desde 1997, cuando el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados- están ‗detenidas las reformas de fondo que el país necesita‘. Y después aseguran, como un modo de elogiar la iniciativa de Calderón, que propone ‗el cambio más importante desde 1994‘. En ambos casos yerran. La reforma salida de Los Pinos es de menor entidad que la aprobada por el
Congreso en 1996 y la que lograron las fuerzas políticas en 2007, ambas modificadoras de la Constitución para mejorar la democracia electoral. Y desde la óptica de los dominadores, no es verdad que hayan dejado de aprobarse reformas de fondo: los dos partidos de la derecha modificaron de raíz el régimen de pensiones y jubilaciones en la dirección apuntada por el gobierno de Zedillo al privatizar los fondos de retiro. Ciertamente hay mucho que cambiar en la sociedad mexicana y en su sistema político. Pero la mudanza necesaria no se conseguirá con una reforma que engaña disfrazándose de ciudadana y que es presidencialista….