jueves, 2 de septiembre de 2010

Molinar tachado de “asesino y mentiroso”

Álvaro Cepeda Neri

Calderón –y los calderonistas–, tras su deslegitimación a raíz de su cuestionada toma de posesión (por la puerta trasera del Congreso), a raíz de su impugnado triunfo electoral que él mismo justificó con “el haiga sido como haiga sido” (un refrán según él, muy michoacano), y por su mal gobierno sin resultados en beneficio de la nación, incluyendo su golpe militar disfrazado de combate a las delincuencias y, en particular, al narcotráfico, desde hace cuatro años han venido de menos a menos cero con lo cual ya nadie los respeta ni como personas. Un lector (Reforma, 12 de agosto de 2010) se queja de que hasta insultos reciban. Pero, como en el filme de La generala, cuando los soldados se quejan ante ella (interpretada por María Félix, nuestra machorra Marilyn Monroe, de Álamos, Sonora) de que ya no hay “parque” (municiones, balas), les contesta de inmediato, con su vozarrón: “¡Échenles mentadas, que también duelen!”. O la otra desafortunada frase-respuesta de Pedro Anaya, cuando por no saber inglés, los invasores estadunidenses le preguntan por el “park” o el “parking” (estacionamiento, para aparcar las tropas del tío Sam), les respondió: “¡Si hubiera parque, no estuvieran ustedes aquí!

El caso es que el cínico todavía secretario de Comunicaciones y Transportes (a donde fue a parar después del Instituto Mexicano del Seguro Social, para supuestamente sacarle el bulto al incendio de la guardería), cuando compareció ante los diputados y senadores integrantes de la Comisión Permanente (en sustitución del Congreso General, cuando sus integrantes están de receso), lo pusieron como lazo de cochino, palo de gallinero y casi fosa séptica, porque la impunidad en la que se mantiene (al no deslindarle responsabilidades penales y civiles, además de un juicio político), lo hace blanco de insultos. Lo menos que le dijeron fue “¡asesino!”, y luego “¡mentiroso!”, además de la pregunta “¿cuándo renuncia?”.

El panista que se las da de politólogo (en los programas de Monitor, que condujo Gutiérrez Vivó, se daba vuelo, hasta que Calderón ordenó la censura de ese noticiero y su cancelación, con la complicidad de los dueños de Radio Centro) y que, además, era el precandidato de Margarita Zavala para la sucesión presidencial calderonista, lo único que atinó a decir fue que la Suprema Corte lo exoneró. La vox populi ya sentenció a Molinar, Bours, Karam y al mismo Calderón por los 49 homicidios de niños. Aunque los ocho o nueve ministros de la Corte los hayan absuelto, lo cual es otra burrada de esos jueces (a los que debe quitarles la facultad de revisión constitucional para poder someterlos a responsabilidades ante un autónomo Tribunal Constitucional. Consultar las investigaciones de Hans Kelsen: La garantía jurisdiccional de la Constitución y ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?). Si las instituciones aspiran a cumplir con su republicanismo y democracia, entonces ya no deben dejar pasar por alto las imputaciones penales a los presuntos responsables, para que cesen los insultos o a la María Félix: “¡Échenles mentadas, que también duelen!”.
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