Luego de disponer de más de 2 mil 800 millones de pesos, el gobierno de Calderón llegó al 16 de septiembre de 2010 sin terminar ninguna de las “obras monumentales”, como la Estela de Luz, que iba a inaugurar en Reforma, o el Parque Bicentenario en la antigua refinería Azcapotzalco, o la nueva refinería de la que tanto se ha hablado. La corrupción, el desdén y la ineficacia son todo lo que se pudo observar en el bicentenario de la Independencia.
Con una estrategia para cerrar el Zócalo –que fue militarizado y ocupado por Fuerzas Armadas, policías, 2 mil francotiradores estratégicamente apostados e invitados VIP (very important people) del gobierno federal, en un zócalo semivacío, organizado como escenario para la televisión–, se organizó un espectáculo desde Chapultepec hasta el Zócalo; se instalaron pantallas a lo largo de Reforma para que la gente se quedara lejos del centro histórico; se promovió que la gente se quedara en su casa a ver los festejos “desde la comodidad del hogar”. Para el espectáculo, se contrataron asesores extranjeros, como el australiano Ric Birch, de Spectack Productions, con oficinas en Los Ángeles, y Phil Green, de la empresa Autonomy, junto a Adam Burke, de origen australiano. Los fuegos artificiales corrieron a cargo de una empresa francesa. ¿Y los mexicanos?
Dentro del desfile del bicentenario se dio gran realce a una figura de 20 metros de altura llamada el Coloso, cuyos rasgos –a decir de sus autores– eran los de Benjamín Argumedo, quien organizó en mayo de 1911 la matanza de 303 chinos en Torreón, apoyó el levantamiento reaccionario de Pascual Orozco contra Madero, colaboró con el usurpador Victoriano Huerta, quien lo nombró general por combatir a los revolucionarios en Torreón, Zacatecas, etcétera. ¿Por qué el símbolo principal, en la emblemática ceremonia del 15 de septiembre de 2010, fue ese “Coloso” de 20 metros de altura y 7 toneladas de peso, que fue presentado como el “héroe anónimo” tras el escándalo que causó la divulgación de su identidad? Al final, la Secretaría de Educación Pública declaró que “el rostro del Coloso no tiene nombre ni apellido”.
El símbolo de la conmemoración de esa fecha no debió ser otro que Miguel Hidalgo, quien dio el grito de Independencia. Pero, por lo visto, le incomoda al actual gobierno.
Leer mas...AQUI
Con una estrategia para cerrar el Zócalo –que fue militarizado y ocupado por Fuerzas Armadas, policías, 2 mil francotiradores estratégicamente apostados e invitados VIP (very important people) del gobierno federal, en un zócalo semivacío, organizado como escenario para la televisión–, se organizó un espectáculo desde Chapultepec hasta el Zócalo; se instalaron pantallas a lo largo de Reforma para que la gente se quedara lejos del centro histórico; se promovió que la gente se quedara en su casa a ver los festejos “desde la comodidad del hogar”. Para el espectáculo, se contrataron asesores extranjeros, como el australiano Ric Birch, de Spectack Productions, con oficinas en Los Ángeles, y Phil Green, de la empresa Autonomy, junto a Adam Burke, de origen australiano. Los fuegos artificiales corrieron a cargo de una empresa francesa. ¿Y los mexicanos?
Dentro del desfile del bicentenario se dio gran realce a una figura de 20 metros de altura llamada el Coloso, cuyos rasgos –a decir de sus autores– eran los de Benjamín Argumedo, quien organizó en mayo de 1911 la matanza de 303 chinos en Torreón, apoyó el levantamiento reaccionario de Pascual Orozco contra Madero, colaboró con el usurpador Victoriano Huerta, quien lo nombró general por combatir a los revolucionarios en Torreón, Zacatecas, etcétera. ¿Por qué el símbolo principal, en la emblemática ceremonia del 15 de septiembre de 2010, fue ese “Coloso” de 20 metros de altura y 7 toneladas de peso, que fue presentado como el “héroe anónimo” tras el escándalo que causó la divulgación de su identidad? Al final, la Secretaría de Educación Pública declaró que “el rostro del Coloso no tiene nombre ni apellido”.
El símbolo de la conmemoración de esa fecha no debió ser otro que Miguel Hidalgo, quien dio el grito de Independencia. Pero, por lo visto, le incomoda al actual gobierno.