LA MIXTEQUITA, Oax. (apro).- Fue un día histórico para el centenar de
habitantes de esta pequeña comunidad del bajo mixe, que nunca antes
había sido visitada por un candidato presidencial.
Cuando supieron
que este viernes pasaría por aquí Andrés Manuel López Obrador, lo
esperaron por varias horas a la orilla de la carretera.
Inmediatamente
después de que el candidato de la coalición Movimiento Progresista
arribó al lugar, armaron una asamblea para decirle que confían en él y
que le ayudarán a llegar a Los Pinos.
Un centenar de mixes,
hombres y mujeres curtidos por el sol, tomaron del brazo al candidato de
la izquierda y lo acompañaron hasta la cajuela de una camioneta
transformada en escenario.
Como líder social, López Obrador,
sonriente, se movía como pez en el agua en el acto que, sin protocolos,
la gente más necesitada le organizó, con la única petición de que la
dejaran hablar y ser escuchada.
“La política es el arte de servir a
los demás”, dijo Hilario Santiago Coronel, autoridad comunal, al
dirigirse de manera respetuosa al exjefe de Gobierno del Distrito
Federal que para entonces ya se había quitado el sombrero y saludaba a
los campesinos indígenas.
Por primera vez en toda su campaña
presidencial, le ocurrió algo tan singular. Fue un acto organizado por
la gente de la comunidad, que le entregó sus peticiones: una escuela
tecnológica, un conjunto musical, caminos y un centro de salud.
“Esta
campaña es vital para La Mixtequita. Le depositaremos la confianza,
porque a usted lo encontramos como un compañero que va a cambiar el
país”, le dijo el comisario ejidal.
“Este es el sol naciente que
nos ilumina, es el licenciado que por primera vez nos acompaña. La
revolución mexicana es como la manecilla del reloj que camina para
adelante y no puede retroceder”, recalcó a su vez el maestro Fernando
Morales.
Encima de la cajuela adaptada como templete, López
Obrador gozaba la reunión sin intermediarios de partidos. Micrófono en
mano, acompañado de una pequeña bocina, agradeció a los pobladores la
recepción con un gesto de abrazo, y les dijo que el movimiento que
encabeza “es del pueblo y para el pueblo”.
Y les confesó que él
también es de abajo, de un pueblo de Tabasco, y que después de estudiar
en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) regresó para
trabajar con los indígenas chontales.
Contento, limpiándose el
sudor a cada momento, les dijo que si obtiene el triunfo el próximo 1 de
julio se dedicará a distribuir con justicia el presupuesto, “para que
no se quede arriba, favoreciendo a políticos corruptos”.
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