jueves, 21 de junio de 2012

Calderón aporta lo de dos refinerías al FMI

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Dinero

Enrique Galván Ochoa
 
En los entretelones de la reunión del G-20, en Los Cabos, el presidente Calderón se lució anunciando que hará una aportación de 10 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. Es su aportación a la bolsa de 456 mil millones que reunió Christine Lagarde como apagafuegos para los países de Europa que enfrentan agudas crisis económicas. Obviamente, el dinero saldrá del bolsillo de los mexicanos. ¿Tiene facultades el Presidente de la República para disponer de tamaña suma de dinero sin consultar a nadie? Rotundamente no. Carece de facultades para hacerlo, más aún tratándose del FMI, organismo internacional en el cual las aportaciones de los países implican cambios en sus derechos de voto. Requiere de la aprobación previa de las dos cámaras del Congreso. Y en países del primer mundo incluso sería sometido a referendo.

El presidente del empleo busca chamba

En abril de este año, Calderón había publicado un decreto por el cual el Congreso lo autorizó a hacer una primera aportación al FMI por 8 mil 900 millones de dólares. Días antes había estado en México la astuta señora Lagarde; tal vez le hizo cuchi cuchi y consiguió que desembolsara tamaño capital –aunque les negó dinero a las víctimas de la sequía. Una pregunta: ¿esta suma ya está incluida en los 10 mil millones que anunció en Los Cabos, o son dos distintas? Son diferentes. De acuerdo con el Banco de México, se trata de un préstamo a dos años. La suma del préstamo y la aportación es de 18 mil 900 millones. Es el capital que se requeriría para construir dos refinerías a fin de dejar de importar gasolina y de subsidiar a las provedoras de Estados Unidos. Se preguntarán la razón de tanta generosidad. Es que Calderón anda buscando chamba en el extranjero.
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