jueves, 21 de junio de 2012

Lorenzo Meyer: Entre el pesimismo y el optimismo

AGENDA CIUDADANA


Lorenzo Meyer
21 Jun. 12

El vacío que dejó Carlos Monsiváis no disminuye, se ahonda.

Lo positivo y lo negativo

El contexto del proceso electoral del 2012 tiene elementos novedosos y positivos, como la inesperada emergencia de un movimiento de universitarios que muestra el compromiso de un sector de ciudadanos que parecía apático con la débil democracia mexicana. Esta movilización se inició en la Ciudad de México pero rápidamente se extendió a otros centros urbanos y su influencia ya se nota en las formas y el contenido de la campaña. Es igualmente positivo que, pese a la existencia de elementos de "guerra sucia" electoral, la atmósfera de miedo que caracterizó a la elección del 2006 -esa que presentó al candidato de la izquierda como un "peligro para México"- no sea hoy el factor dominante. Sin embargo, en el entorno actual hay otros ingredientes que actúan en sentido contrario y que muestran cuán lejos se encuentra México del ideal, de la "normalidad democrática". Veamos algunos de ellos.


Encuesta

En la encuesta que mandó a hacer el Observatorio Universitario Electoral (EOUE) -un grupo de académicos de varias universidades- se encontró que, al momento de hacer esa fotografía del estado de ánimo de la opinión ciudadana entre el 30 de mayo y el 6 de junio, Enrique Peña Nieto iba adelante, pero en esa instantánea Andrés Manuel López Obrador era el segundo y Josefina Vázquez Mota quedaba en un tercer lugar (la encuesta y su metodología se encuentran en www.contamos.org.mx). La EOUE no sólo permitió discutir la naturaleza en ese momento de un traslape de los intervalos de confianza en el porcentaje de las preferencias electorales de Peña Nieto (entre 30.9 y 35.9) y López Obrador (entre 22.8 y 31.8), sino que generó otros datos que vale la pena considerar.

La televisión

De acuerdo con la EOUE, que tuvo una muestra representativa del doble de lo usual (3 mil 480 casos), que abarcó 600 secciones electorales (lo usual son 100) en las cinco circunscripciones en que está dividido el país y donde la no respuesta total al cuestionario fue de 40% (porcentaje alto pero menor que en otras encuestas publicadas), se encontró que el 80% de los que respondieron dijeron que se enteran de las noticias por la televisión, apenas si 7% señaló a la radio como su fuente de información y únicamente 6% nombró a la prensa escrita como su vía preferida para informarse. Las redes sociales, el medio más novedoso, plural y favorito de los estudiantes, sólo tuvo la preferencia del 2%.

Aun suponiendo imparciales a los noticieros de televisión, que no es el caso de los de mayor audiencia, éstos no pueden ahondar en la complejidad del material que presentan. La naturaleza del medio obliga a comunicar la esencia de las noticias de manera muy simplificada y, por ello, insuficiente. Los noticieros de la radio pueden, si quieren, ir más al fondo que los de televisión y, generalmente, tienen posibilidad de incluir comentarios y/o entrevistas más o menos largas con especialistas. El periódico, el más antiguo de los medios, es el que tiene la capacidad para abordar los temas políticos de manera más profunda, compleja y desde diferentes ángulos: como crónica detallada y como tema de reflexión por medio de comentaristas y especialistas.

Los tirajes de los periódicos mexicanos son inusualmente bajos, pero es en ciertos diarios donde mejor se maneja la información de fondo y mejor se refleja el pluralismo de la sociedad. En contraste, los noticieros de la televisión comercial mexicana, como también sucede en otros países, no sólo simplifican la complejidad de los temas, sino que, además, los distorsionan como pocas, pues esa televisión, por su pasado, está comprometida con un partido -nació bajo el gobierno de Miguel Alemán, el que consolidó y perfeccionó el autoritarismo, y maduró obedeciendo esas reglas y aprovechando sus ventajas- y ha vivido sin competencia, es decir, sin que su gran público tenga una alternativa en enfoque y valores.

Es verdad que el 16.4% de los encuestados dijo tener poca o ninguna confianza en la TV como fuente de noticias, pero posiblemente los desconfiados son la parte sustantiva de ese 20% que obtiene su información de fuentes que no son la televisión. En contraste, el 48.4% dijo tener alguna confianza en la TV y un 33.8% aseguró que su confianza en ese medio era mucha. Así pues, el 82.2% de los encuestados tiene poco o ningún reparo sobre la visión electoral que se maneja desde las pantallas y de donde cotidianamente 4/5 partes de ellos obtiene su información política.

Durante el periodo autoritario de dominio del PRI, Televisa se definió a sí misma como un "soldado del PRI" y no dudó en apoyar a ese partido (y a su jefe nato, el Presidente) sesgando sistemáticamente la información en tiempos electorales y enmascarando fraudes como el de 1986 en Chihuahua o el presidencial de 1988 (Claudia Fernández y Andrew Paxman, El Tigre. Emilio Azcárraga y su imperio Televisa, México: Grijalbo, 2000, pp. 381-393). Con la transformación del sistema político a partir de 1997 y la consiguiente pérdida relativa de poder de la Presidencia, la relación televisión-PRI se mantuvo pero cambió su naturaleza. Hoy, esa televisión, fuente privilegiada para la información del grueso del electorado, ya no es la servidora de la clase política, sino un gran poder fáctico que pretende ser creador (¿y dominador?) de quien busca ser el próximo Presidente: Peña Nieto (véanse los datos e interpretación que presentó Jo Tuckman en The Guardian el 7 de junio).

El movimiento estudiantil "#YoSoy- 132" tiene razón al subrayar que el corazón podrido de la muy imperfecta democracia mexicana y del proceso electoral en marcha es la relación ilegítima y muy posiblemente ilegal entre el duopolio de la televisión y el candidato del PRI.

La honestidad

Pero no es la televisión la única fuente del mal que aqueja a nuestra joven pero muy adulterada democracia; la sociedad misma también está en falta. La EOUE presentó a los encuestados siete posibles razones por las que se justificaba su apoyo a uno de los dos candidatos con mayores preferencias: las respuestas con el puntaje más alto fueron: "Es con quien mejor nos iría a mí y a mi familia", "Es con quien mejor le iría a mi barrio/pueblo" o "Su partido siempre nos regala cosas". Juntas esas tres razones suman el 56.4% de las respuestas en tanto que "Es el más honrado y acabaría con la corrupción" apenas si recibió un magro 6.6%. En este tipo de cultura política, ¿a quién le puede extrañar que la compra del voto sea parte de la campaña actual y que el partido con mayores recursos económicos vaya adelante en las encuestas conocidas? Tal y como hoy se lleva a cabo el intercambio entre gobernantes y gobernados, el discurso contra la corrupción puede ser formalmente aceptable para todos pero la honestidad no es algo que pareciera ser realmente importante para la mayoría. Es más, el ser percibido como "Es el que va a ganar" (11.9%) resultó más importante que ser percibido como honrado.

Si sólo se toman los datos relacionados con las razones que los encuestadores presentaron a los encuestados, es difícil contradecir la visión tan deprimente que tenía Maquiavelo de los súbditos del príncipe o negar totalmente la posición de quienes afirman que cada sociedad tiene el gobierno que se merece.

De vuelta al lado brillante

Como disciplina científica, la política es una de las ciencias inexactas. En el entorno mexicano tan condicionado por sus raíces históricas antidemocráticas y por una televisión que las refuerza, ¿cómo explicar el inesperado surgimiento de un movimiento juvenil imaginativo como "#YoSoy132" con su gran capacidad de movilizar al punto de poner al duopolio televisivo a la defensiva? ¿Cómo explicar que algunas encuestas publicadas registren apoyo sustantivo a un candidato que desde hace años cuenta con la animadversión de la televisión, del gobierno, del empresariado, de la iglesia e incluso de la dirigencia de su propio partido? ¿Cómo explicar que un movimiento de jóvenes sin organización formal haya sido capaz de preparar un debate entre tres candidatos y enmarcarlo en reglas novedosas, ideadas por los estudiantes y que tuvo difusión pese a que no lo trasmitió ninguna televisora?


En conclusión

En vísperas de un evento de extrema importancia política -uno que lo mismo puede abrir las puertas a los esfuerzos de restauración que al avance democrático-, el entorno mexicano es una mezcla de elementos contradictorios y que ofrece razones tanto para el desánimo como para el optimismo. Decidirse hoy por unas de esas razones es parte medular de la gran elección en puerta.


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