martes, 16 de diciembre de 2008

De chómpiras, chanclas, chundos y Chuchos

María de las Heras confirmó con su encuesta sobre las disculpas del PRD chuchista, lo que ya se había previsto en esta humilde atalaya que, a diferencia de Amandititita, no se cree la muy muy: que entre los mexicanos pervive un sentimiento sospechosista sobre cualquier partido que ofrezca disculpas públicamente sobre sus dudosos actos de democracia participativa, corruptelas en confianza, decididos actos de desgobierno o nebuloso sentido de la transparencia.
Lo curioso es que 48% de los encuestados opinen que “las disculpas del PRD no son sinceras ni desinteresadas”. O sea, nunca lo son y, por supuesto, las que emanan de un político, menos. La única manera de creerles realmente sería que, acompañada de las disculpas, el político en cuestión se arrancara los ojos en un homenaje a Edipo Rey, a manera de aceptable expiación de sus culpas. Pero bueno, no estoy seguro que Chucho Ortega o alguno de sus muchachos quisieran andar dando palos de ciego, ellos que nunca dan paso sin huarache.
Ahora bien, quizá exista otra manera de plantarse frente a la opinión pública y mostrar arrepentimiento: recibir como George W. Bush en Irak, una buena dotación de zapatazos. Aquí, para que las cosas sean menos dolorosas, podrían arrojarles a los polacos arrepentidos un número indeterminado de chanclas del ocho desparramado.
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