Carlos Monsiváis
Notas de la semana
¿Qué es incluir y qué es excluir? Esta pregunta podría dirigírsele al grupo que, con el apoyo de dos partidos que no son el suyo, se ha apoderado del Partido de la Revolución Democrática.
No pretendo entrar en contienda con los dirigentes del PRI que tanto han apoyado a este grupo, ni con la Secretaría de Gobernación del Mío Cid desaparecido, que tanto los ayudó, ni con el Tribunal Electoral que le dio el triunfo a Jesús Ortega, a pesar del “22% de votación irregular”, como dijo un tribunicio de los votos sin siquiera sonrojarse. Sólo me interesa ahora ver cómo personajes muy menores han querido incluirse no por vía del liderazgo sino del secuestro de una organización.
Empezaron muy abajo, en grupúsculos de lo que pudo haber sido “izquierda”, porque donde no había casi nadie pudieron colarse. Ortega, un ejemplo a su modo prototípico, comenzó de secretario particular de Rafael Aguilar Talamantes, el dirigente del PST, que hoy en el olvido lo buscó con su trayectoria de aportaciones sucesivas a su propio bienestar. ¿Qué era Ortega entonces? Un burócrata que se aprendía frases y quería probar entonaciones de la tribuna. Las frases se le gastaban y se le volvían “gabardinas de Cantinflas”, y las entonaciones no se escuchaban, posible causa de su alejamiento del entusiasmo de los públicos, las masas y, si mucho me apuran, de los reporteros que deben vencer su tedio para oírlo decir lo mismo a tal grado que ya suena distinto. Lo mismo 10 mil veces parece lo contrario o no se asemeja a nada.
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