Mario Di Costanzo Armenta
Estoy completamente seguro de que para muchos mexicanos el recuerdo del Fobaproa aún se encuentra intacto en su memoria. De hecho, es uno de los temas de los que más se ha escrito durante los últimos 10 años.
Independientemente de que existan defensores y detractores de este negro capítulo en la historia económica del país, para todos es una realidad que la discrecionalidad, la falta de transparencia, la corrupción y el tráfico de influencias son calificativos que aún ahora no pueden ser descontados al hablar de este tema.
Y es que resulta imposible negar que en la “panza” del Fobaproa se encuentran los créditos que no pagaron importantes personajes de la política, así como prominentes industriales con enorme capacidad económica que en algún momento decidieron transferir sus deudas a los contribuyentes, al ser rescatados por el Estado, bajo el lema de “proteger los ahorros de la gente común y corriente”.
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