martes, 2 de diciembre de 2008

Martínez y Calderón, tal para cual




áLVARO DELGADO

MEXICO, DF, 1 de diciembre (apro).- Mientras que Felipe Calderón cumple hoy la tercera parte del sexenio ratificando los pactos de impunidad con quienes lo impusieron en el cargo, los poderes oligárquicos y el propio Vicente Fox, Germán Martínez concluye su primer año de gestión al frente del Partido Acción Nacional (PAN) con el mismo selló de su mentor, aunque con un dato adicional: la traición.
Aunque en apariencia es reiterativo, es preciso insistir en el registro de los dichos y los hechos de la impunidad con la que opera la facción que formalmente gobierna México, como aquí se describió la semana pasada, y que registra dos nuevos ejemplos, ambos en la misma lógica del pago de compromisos.
Uno de ellos es el nombramiento que Calderón hizo de Héctor Rangel Domene como director de Nacional Financiera (Nafin) y del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). Es decir, la banca de desarrollo del Estado mexicano en manos de un operador del corrupto sector privado que, puede anticiparse, llevará a la quiebra a ambas entidades, de por sí desmanteladas por el foxiato.
Expresidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y hasta hace unos días director del Centro de Estudios del Sector Privado, Rangel Domene fue uno de los más activos operadores de Calderón en el ámbito de los grandes traficantes de influencias de México y fungió, además, como propagandista ante los accionistas españoles de BBVA Bancomer, del que fue director.
El otro ejemplo es igualmente grave: Calderón señaló a Fox, su antecesor y compañero de militancia en el PAN, de haberle entregado, hace justamente dos años, un "Estado doblegado" por el crimen organizado.
Calderón enteró al Congreso, por escrito, que al asumir al cargo el 1 de diciembre del 2006 --cuando se introdujo al salón de sesiones por una puerta trasera, custodiado por piquetes de militares--, México enfrentaba "uno de sus más graves momentos" en términos de Estado.
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