miércoles, 25 de febrero de 2009

Astillero

(Cómplice) Punto final
Bandera rebelde
Paz foxiana


Julio Hernández López

La mañana en que Felipe Calderón anunció su decisión administrativa de poner punto final a los desafíos del narcotráfico, la magna bandera nacional se negó a desplegarse adecuadamente en el asta de la Plaza de la Constitución. La festejada del día no respondió adecuadamente a los mecanismos que con un toque digital había puesto en marcha el orador de banda de tres colores cruzándole el pecho que había hablado con emoción de efeméride sobre la manera en que a los mexicanos todos cubre el pendón que en esta vez nomás no se extendió correctamente y terminó enroscado, torcido, entre las frases de presunto ajusticiamiento, sin destinatario expreso ni castigo real, que pronunciaba con energía patria, golpeando en ocasiones el atril con el puño cerrado, el político panista michoacano que aparte de emitir su peculiarísima Ley de Punto Final, exculpatoria del Fox dador de dones electorales en 2006, se lanzó oratoriamente contra esa criminalidad poderosa que se ha asentado en el país "al amparo de un largo tiempo de impunidad e incluso de complicidad".
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