Gran Angular
¿Ya recibió usted en su teléfono celular el mensaje de texto que dice AMLO se debilita? Si no, pronto lo recibirá. Ha llegado a miles y miles de mexicanos en todo el país desde hace poco menos de un mes. Es una de esas campañas en las que se oculta al remitente, cuyo origen resultaría esclarecedor identificar. Pero, por lo pronto, lo invito a transformar la afirmación en interrogación. ¿AMLO se debilita?
Supongo que el referente son los casi 15 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial de 2006. Muchos de esos sufragios, como sucede históricamente en procesos de esa naturaleza, fueron de ciudadanos entusiasmados con la opción ofrecida sin que militen ni en partidos políticos u organizaciones sociales, ni formen parte del llamado voto duro de los partidos. Estos últimos fueron los que se expresaron en las pasadas elecciones intermedias.
Que se sepa, las empresas encuestadoras han preguntado si López Obrador ganaría en este momento la Presidencia. El ejercicio, por lo demás, sería inútil, porque implica un modo y un tiempo verbal imposible de sustentarse en los hechos. Lo que la realidad sí puede corroborar es que El Peje y el movimiento que encabeza han sido sometidos a una campaña política y mediática sin precedente, tendiente a aniquilarlos.
Aún así, el obradorismo cuenta con 50 diputados federales de tres partidos (PRD, PT y Convergencia) y uno de sus principales líderes, Alejandro Encinas, será el coordinador de los del partido del sol azteca, lo que indica dos cosas: 1) que ya se construyó un puente entre Los Chuchos y AMLO para evitar la ruptura interna definitiva tan deseada y promovida por Felipe Calderón, el PAN y el PRI; y 2) que es factible revivir al Frente Amplio Progresista.
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Supongo que el referente son los casi 15 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial de 2006. Muchos de esos sufragios, como sucede históricamente en procesos de esa naturaleza, fueron de ciudadanos entusiasmados con la opción ofrecida sin que militen ni en partidos políticos u organizaciones sociales, ni formen parte del llamado voto duro de los partidos. Estos últimos fueron los que se expresaron en las pasadas elecciones intermedias.
Que se sepa, las empresas encuestadoras han preguntado si López Obrador ganaría en este momento la Presidencia. El ejercicio, por lo demás, sería inútil, porque implica un modo y un tiempo verbal imposible de sustentarse en los hechos. Lo que la realidad sí puede corroborar es que El Peje y el movimiento que encabeza han sido sometidos a una campaña política y mediática sin precedente, tendiente a aniquilarlos.
Aún así, el obradorismo cuenta con 50 diputados federales de tres partidos (PRD, PT y Convergencia) y uno de sus principales líderes, Alejandro Encinas, será el coordinador de los del partido del sol azteca, lo que indica dos cosas: 1) que ya se construyó un puente entre Los Chuchos y AMLO para evitar la ruptura interna definitiva tan deseada y promovida por Felipe Calderón, el PAN y el PRI; y 2) que es factible revivir al Frente Amplio Progresista.