La crisis fiscal fue un shock para el gobierno, una sorpresa negativa. ¿Pero por qué, si muchos ya lo sabíamos?
En primer lugar, todos los planes presupuestales y, aun más, su ejecución, siempre estuvieron rodeados de un optimismo sin bases. Su solo sustento fueron los altos precios del petróleo. Los gobiernos estatales se contagiaron del espejismo y gastaron sus ingresos de participaciones federales sin construir con ellos riqueza permanente o invertir en educación, ciencia u obras.
A fines del año pasado el gobierno esperaba un producto interno bruto de 13.1 billones de pesos para 2009. Con la caída, que lo tomó por sorpresa, será casi 15% menor, y como en eso basó el Presupuesto, hizo de él un mito. Aparte, no hay manera de compensar el faltante con más impuestos en 2010, menos si se intenta cobrar a quien ha perdido más capacidad de consumo, la clase media.
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En primer lugar, todos los planes presupuestales y, aun más, su ejecución, siempre estuvieron rodeados de un optimismo sin bases. Su solo sustento fueron los altos precios del petróleo. Los gobiernos estatales se contagiaron del espejismo y gastaron sus ingresos de participaciones federales sin construir con ellos riqueza permanente o invertir en educación, ciencia u obras.
A fines del año pasado el gobierno esperaba un producto interno bruto de 13.1 billones de pesos para 2009. Con la caída, que lo tomó por sorpresa, será casi 15% menor, y como en eso basó el Presupuesto, hizo de él un mito. Aparte, no hay manera de compensar el faltante con más impuestos en 2010, menos si se intenta cobrar a quien ha perdido más capacidad de consumo, la clase media.