domingo, 5 de diciembre de 2010

Todo el apoyo al semanario PROCESO

Considero muy importante compartir y difundir este mensaje que, a manera de Editorial, aparece en la edición No. 1779 del semanario Proceso.

Como todos sabemos, la dupla pseudogobierno-televisa en días recientes se fue con todo su aparato y poderío sobre Proceso en virtud de las últimas revelaciones de los nexos narcotráfico-Los Pinos que aparecen en diversos artículos de dicho semanario y que señala de manera directa a Juan Camilo Mouriño (¡pecado mortal!). Dicha cargada se centró, principalmente, sobre el periodista Ricardo Ravelo y también se enfocó ya en amenazas de muerte hacia la investigadora Anabel Hernández (autora de 'La Pareja Presidencial' -en coautoría con Areli Quintero-, 'Fin de Fiesta en los Pinos' y 'Los cómplices del Presidente'), quien también acaba de sacar un libro revelador titulado 'Los señores del narco', el cual viene a reforzar con documentación a manera de pruebas que ofrecen datos contundentes, dichos nexos.

Las risibles y hasta infantiles contradicciones en las que ya está cayendo la televisora junto con sus pseudo-comunicadores (López Dóriga, Loret de Mola, Gómez Leyva, Maerker y Micha) indican lo obvio: entre este consorcio millonario y la clase política PANista que se ostenta en Los Pinos se rascan la espalda, se sirven de tapadera y se dan las complicidades que solo les favorecen a ellos, así pisoteen los derechos básicos y elementales de toda la sociedad mexicana (recordemos la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, así como la guerra sucia del 2006 y el subsecuente fraude electoral).

Si en algo me confunde un poco el titular de portada de Proceso, mismo que reza 'A sus órdenes, señor' mientras se ve una fotografía en donde Joaquín López Dóriga se encuentra de frente a Felipe Calderón, es que no me queda claro quien se somete a quién: ¿Televisa a Felipe Calderón?, ¿o viceversa?... ¿quién es el patrón de quién? e independientemente de la respuesta que cada quien pueda tener a esta pregunta, lo que si es un hecho es que, cacareándose México como una democracia, pues lo cierto es que aquí en México, definitivamente, el pueblo no es quien manda, mucho menos quien decide.

Transcribo textual el mensaje de Proceso en virtud de los últimos acontecimientos:

LOS LECTORES, NUESTRA FUERZA

En estos días, como desde hace 34 años, Proceso ejerce su vocación y compromiso: el periodismo político. No es lo nuestro ni la criminología ni la criminalística. Menos aún, la aplicación de la justicia.

Por convicción, por desmesura o por desatino, desde el primer día de su gobierno Felipe Calderón hizo pasar al narcotráfico del terreno penal al político. En pos de legitimación, le declaró la guerra a los cárteles y, sin concenso, la convirtió en política de Estado. En automático, el narcotráfico y la guerra de Calderón se volvieron tema natural y recurrente de Proceso.

Este semanario ha cubierto la guerra de Calderón sin reticencias, incluso con riesgo de la integridad física de sus reporteros, enviados, corresponsales y fotógrafos. Y lo ha hecho utilizando las herramientas propias del periodismo de investigación del mundo de hoy. En ese seguimiento, las investigaciones de Proceso han dado cuenta de las fallas, errores, abusos y fracasos de la estrategia contra el narcotráfico, contrariando el discurso presidencial. Aún más: los reportajes de la revista han tocado el presunto tabú de la relación entre los capos del narcotráfico y la política y han llegado hasta el máximo nivel, la casa presidencial. Calderón lo ha intentado, pero no ha podido hacer prevalecer la mentira sobre la verdad.

El poder público requiere consustancialmente de lo que los politólogos llaman medios disponibles. Ambos, poder y medios adláteres, tienen sus propios intereses pero comparten por lo menos uno: la conservación de sus privilegios. Televisa es un medio disponible para el actual gobierno. No es el único; si es el más poderoso y servicial.

En cambio, un medio de comunicación independiente acaba convirtiéndose, para un gobierno autoritario, en un enemigo más imaginado que real. Así lo es Proceso para el gobierno que encabeza Calderón. Por ello emprendió un embate desproporcionado contra nuestro semanario a través de su medio disponible preferido y de su conductor estrella, Joaquín López Dóriga. Aún ignoramos si es venganza, revancha o amenazadora advertencia. Olvidan quienes participan en la agresión, gratuitamente o no, que los lectores de los medios impresos independientes no son factores pasivos, sino activos, que con su juicio ponen en evidencia la calidad o la falta de calidad de sus contenidos. Este es uno de los principios que rigen la comunicación en las sociedades modernas. La fuerza imbatible de Proceso está precisamente en ellos, los lectores.

Hoy es Calderón. Mañana, quizás, Enrique Peña Nieto. Los medios a la disposición del poder público, Televisa por delante, siempre estarán puestos a decir: a sus órdenes, señor.

Rafael Rodríguez Castañeada.


*****

* El colofón: Así es, camaradas, este es el verdadero rostro de televisa, esa televisa del Teletón. Por eso nos preciamos muchos mexicanos concientes de dar nuestra aportación al mismo y así lo seguiremos haciendo, una y otra vez, las veces que sean necesarias y en todo espacio donde podamos difundirlo de esta manera:



Y todos a apoyar a Proceso, ¿una buena manera?: adquiriendo la revista, misma que siempre nos ha mantenido informados a fondo de lo que hay verdaderamente detrás de esta fallida guerra contra el narcotráfico en el gobierno fallido y espurio de Felipe Calderón.