sábado, 30 de agosto de 2008

Libertad de expresión en prensa, radio y TV: decisión de gobierno y empresarios

Pedro Echeverría V.

1. En el sistema capitalista quien tiene dinero manda y si posee muchos millones de dólares manda mucho más. Con el prepuesto público que el pueblo hace real, se han pagado (en estos últimos meses) miles de espot radiofónicos y televisivos para apoyar la reforma petrolera del presidente; con otros millones de pesos del mismo presupuesto se está pagando en los medios de información la transmisión de discursos de Felipe Calderón sobre el segundo informe de gobierno que no pudo dar en vivo. Con dinero privado se ha hecho una extensa campaña, durante un mes (en 24 horas del día) para organizar la marcha empresarial del próximo sábado 30. Ni Marcos, ni AMLO, ni Bartlett, ni la APPO, ni ninguno que no tenga el suficiente dinero podrá aparecer en los medios si no hace concesiones ideológicas y no paga millones de pesos. ¿Cómo hablar de libertad de expresión si son los propietarios de la prensa, la radio, la televisión los que deciden a quien dan la palabra y determinan qué es lo que debe decirse?

2. La libertad de expresión en los medios de información (prensa escrita, radio y televisión) es un engaño, no ha existido jamás ni podrá registrarse nunca. Mientras los medios sean propiedad privada, o propiedad pública controlada por un grupo ideológico, un partido, una Iglesia o un Estado, la llamada "libertad de expresión" será sólo un discurso. Si bien hay medios con posiciones ideológicas de derecha, de centro y de izquierda, en cada una de estas posiciones se imponen las ideas de los grupos económicos o políticos que los controlan. Si en algún medio aparece, como sucede de vez en cuando, una posición disidente, ésta tendrá que ser la menos agresiva posible y servirá a la empresa para poder hablar de pluralidad. No podrá ser de otra manera. Los personajes que ocupan los medios son, sin duda, (como los que reciben premios o condecoraciones) los personajes escogidos y aceptados por la clase dirigente. Por tanto no es un gran mérito, aunque sirve para que la opinión pública crea en ellos.

3. La libertad de expresión, falazmente, es igual para todas las personas en las llamadas sociedades democráticas; pero como en esas "democracias" siguen existiendo clases sociales y privilegios de clase (unos tienen dinero y poder y otros viven en la miseria) son los dueños de empresas y los más altos funcionarios de gobierno quienes deciden quien publica o no, quién habla o es entrevistado en la radio y en la televisión. Es un problema de poder. Escogen con mucho cuidado a quien se parece más, o es más acorde, a la línea periodística de quienes mandan en la empresa. Puede un articulista o comentarista discrepar, incluso oponerse en apariencia a algunas posiciones de la empresa, pero no puede ser radicalmente diferente, debe estar dentro del cuadro soportable por quienes financian y mandan. Un articulista de izquierda, por ejemplo, con su presencia en un periódico de la ultraderecha hace ganar a la empresa muchos millones de pesos, pero no puede ser un columnista libre, antielectoral o proguerrillero.

4. Los personajes que participan en una organización o en cualquier medio, aunque se diga lo contrario, deben obedecer la línea trazada. Los que aceptan participar o solicitan trabajo en esos medios de información tienen que someterse a los reglamentos y saber autocensurarse (así: autocensurarse) si quieren conservar el espacio o el empleo. Y en ese proceso de no poder decir las cosas como uno quiere viene la transformación mental/ideológica o justificadora si no se decide renunciar. Quien piense que en México o en alguna parte existe libertad de expresión puede estar fuera de quicio; otra cosa sería decir hay un poco más de apertura o menos represión. Para una persona honesta, con profundas convicciones, difícilmente podría haber libertad si no posee sus propios medios; incluso habiéndolos creado (como el caso de mi cartel semanal anarco/zapatista, que lleva casi 15 años en la plaza principal de Mérida) se enfrenta ante una sociedad formada por los medios dominantes, que piensa y actúa conforme ha sido "educada" socialmente.

5. ¿Puede entonces existir la llamada libertad en un país con clases sociales totalmente diferenciadas por su poder económico y político? ¿De qué libertad de expresión puede hablarse en una nación donde los permisionarios, los concesionarios de servicios públicos, son en realidad grandes propietarios privados de negocios multimillonarios? Desafortunadamente tampoco en la prensa escrita de izquierda, centro izquierda o crítica, no hay libertad de expresión porque también suelen convertirse en clubes de amigos. Bloquean a quienes no son del equipo antiguo de compañeros o los orillan a publicar cada mes o dos meses. Con raras excepciones, generalmente los medios de información están cerrados (como los partidos y demás instituciones) para individualidades libres o solitarias que se niegan a formar parte de mafias. Aunque en realidad, en el fondo de todo está la ideología, los intereses de clases sociales que buscan conservar su dominio.

6. Las personas individualmente, así como los anarquistas (que al parecer han sido y son las personas más libres del mundo) pueden mentarle la madre al poder y a toda organización jerarquizada, pueden tener la más amplia libertad de expresión; pero sólo se salvarán de la represión y los asesinatos si con sus acciones no ponen en peligro al gobierno y a ese mismo poder. Pero la organización en sí ya es un poder, responde siempre a un organigrama donde las jerarquías con centralismo son determinantes para garantizar el cumplimiento de tareas que fortalezcan a la misma organización. A mi como articulista me han corrido de Excélsior, Unomásuno, Diario de Yucatán, Diario Por Esto, El Financiero (Sureste), El Mundo al Día, La Revista Peninsular. En los que he colaborado durante varios meses hasta más de 11 (once) años escribiendo casi diariamente. La bronca fue siempre ideológica, indiscutiblemente; esto a pesar de que mis colaboraciones han sido gratuitas, pues sólo en 3 o 4 empresas (sin pedirlo) me han pagado por artículo.

7. ¿Cómo pensar que hay libertad de expresión en México, o en algún lugar del mundo, si sólo se dan espacios para escribir a los amigos que ideológicamente son inofensivos? ¿Cuántos millones de escritores y articulistas han estado vetados y, lo peor, han dejado de escribir, por no poder romper las mafias económicas, políticas y "culturales" que controlan periódicos, revistas y la publicación de libros? Hay que dar la batalla contra esos funestos empresarios de la derecha, del centro y de la llamada izquierda en la prensa escrita, en la radio y la televisión que con sus conductas combaten y aniquilan la libertad de expresión. Pero también es necesario crear la mayor cantidad posible de medios independientes abiertos a todas aquellas posiciones ideológicas y políticas de quienes buscan la transformación social, sobre todo en estos tiempos del Internet, que denuncien con todas sus letras, a quienes se oponen a la libertad de expresión. De lo contrario, ¿qué caso tiene seguir escribiendo si todos los medios bloquean la difusión?

"¿Es una fantasía la libertad, que sólo llega hasta donde el poder quiere?"

pedroe@cablered.net.mx