viernes, 12 de septiembre de 2008

Objeciones de la Memoria

Martí Batres Guadarrama

Gobiernos neoliberales desalmados


El gran saldo de los gobiernos de los últimos 25 años es la excesiva pobreza de millones de mexicanos, caída salarial permanente, falta de empleos, personas que buscan mejor vida en EU, desesperanza en la juventud por falta de oportunidades y ahora gravísimos problemas de violencia e inseguridad en varios estados del país. Es la ironía trágica de quien prometió el bienestar para las familias, del que dijo encarnar el cambio, de quien se robó el cargo, se ufanó de manos limpias además de prometer millones de empleos.

Y es que son lo mismo. Gobiernos neoliberales que actúan de manera desalmada, que nada los conmueve y cuya prioridad son los grandes negocios que enriquecen rápidamente —eso sí, con devoción y como proyecto— a pocas familias mientras la mayoría apenas y sobrevive. Algunos están en la lista de los 300 más ricos del mundo, pero ¿el resto?

En esos 25 años no ha habido una sola decisión favorable a los 65 millones de pobres: un solo gesto social con trascendencia histórica. La situación es clara: la política neoliberal ya rebasó el nivel social de tolerancia aunque no quieran reconocerlo. La pregunta es: ¿por qué insistir en lo mismo? La respuesta: porque es más fácil decretar gasolinazos semanales o privatizar Pemex, que ser eficientes al cobrar impuestos y audaces para cambiar el modelo económico.

El gobierno federal puede mejorar sus ingresos de otra forma, pero teme hacerlo. Reconoce una evasión fiscal anual superior a 300 mil millones de pesos; hay 200 mil millones en impuesto sobre la renta que no cobra. El contrabando sangra al erario en 50 mil millones de pesos anuales. Está el altísimo pago del Fobaproa a una banca casi de extranjeros, algunos de los cuales difieren el pago de millonarios impuestos porque “es legal”.

¿Por qué no propiciar la repatriación de capitales y generar empleos en el país? Hay más de 40 mil millones de dólares de mexicanos depositados en EU. Traerlos, sería una muestra real de compromiso con el país, pero en este sector la lucha va más bien en sentido contrario.

Nos urge, sí, un sentido de solidaridad social, no sólo por razones humanitarias sino de sobrevivencia, y otra política económica. En vez de ello, hay una total falta de visión para comprender el comportamiento electoral de la última década. En 2000 una sociedad hastiada de abuso y empobrecimiento votó por un cambio, por combatir realmente la impunidad, pero especialmente para mejorar sus condiciones de vida.

¿Cómo?, mediante una política social muy fuerte en apoyo de los más desamparados. Al contrario, los gobiernos azules han empeñado su energía en continuar con lo que hicieron gobiernos previos. Sus prioridades son la reforma eléctrica y petrolera de Zedillo, la reforma laboral de Salinas. Lo demás quedó olvidado.
Leer Nota AQUI