viernes, 6 de febrero de 2009

Prepotentes

El Estado mexicano ha sido (al menos en los últimos sesenta años) prepotente con los débiles y débil con los prepotentes. Muchos se quejan del duopolio televisivo y otros monopolios y oligopolios: todos son productos del Estado.

Antes, cuando los spots de los partidos se compraban a puños a nuestra insigne televisión, eran presentados por Televisa y Azteca como una obra magnífica, entrometidos aun en telecomedidas y toda clase de emisiones de alta difusión. Ahora, que está prohibido a los partidos comprar los llamados spots, éstos son algo horrible, execrable, inmundo, impertinente. Así, las dos grandes empresas de la televisión interrumpen los espectáculos deportivos con los horribles spots políticos, transmitidos bajo fuerza de ley, es decir, sin pago.

Este es un lío entre el Congreso y el duopolio. Los legisladores le han quitado a las empresas de la televisión una parte de los recursos que el Estado destina al gasto de los partidos pero las televisoras –iracundas, ésas sí—se toman su venganza encarando a los espectadores con la ley. Mas es el Estado quien tiene que encarar a las empresas concesionarias de los bienes públicos con el instrumento de la ley y obligar a éstas a respetar los mandamientos legislativos
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