jueves, 12 de marzo de 2009

La bella, la secuestradora y el visitante

Humberto Musacchio
12-Mar-2009

La visita de Nicolas Sarkozy ha dejado varias lecciones. Una, intrascendente en términos diplomáticos, pero elocuente en lo que se refiere a la falta de refinamiento, es la escena, captada por varios fotógrafos y camarógrafos, en la que Carla Bruni pasea con gracia y salero frente a una fila en la que están Margarita Zavala, la canciller Patricia Espinosa, el secretario de Seguridad Pública federal Genaro García Luna y el secretario de Hacienda Agustín Carstens.
La foto, hasta hace unos años, hubiera sido impublicable, pues en ella aparece la esposa de Felipe Calderón mal parada, con las piernas separadas y las puntas de los pies apuntando hacia adentro, pose del todo impropia para la esposa de un jefe de Estado y que contrasta desventajosamente con el garbo de la señora Sarkozy. Hoy, con la prensa afortunadamente sin control, la gráfica salió en diarios de amplia circulación, pero resulta evidente que en Los Pinos ya no hay quien atienda estos detalles que para otros gobiernos resultan de primera importancia, pues en política lo que se proyecta tiene visos de realidad, lo que parece, sencillamente, es. Así de simple.
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