viernes, 3 de abril de 2009

El PRI nunca se ha ido

Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la Memoria


Motivado por los tiempos electorales y el descontento generalizado por la falta de resultados favorables para el país, especialmente en lo económico y en el combate contra el crimen organizado, el PAN se ha empeñado en criticar y censurar al PRI, partido que lo ha llevado y mantenido en el sitio donde se encuentra actualmente.

En 2000, pero especialmente en 2006, diversos dirigentes del viejo partido tricolor se prestaron para que así fuera, empezando por el entonces presidente Ernesto Zedillo. Pero no es lo único. En 2006 el entonces dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, reconoció que convenció a ocho gobernadores priístas para que apoyaran a Calderón y evitaran el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.

En una grabación, en el Zócalo, se escuchó a Elba Esther Gordillo ordenarle al gobernador de Coahuila que llamara a votar en su estado por el panista. Se corroboró que Mario Marín, el góber precioso, invirtió millones para lo mismo, en Puebla. Los gobernadores de Sonora y Oaxaca imitaron tal complicidad.

Ubicado en el tercer sitio electoral en 2006, el PRI contribuyó a que Calderón ingresara al Palacio Legislativo a rendir la protesta de ley y desde entonces le ofreció los votos necesarios para aprobar sus reformas legislativas.

La colusión ha sido total.
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