viernes, 14 de agosto de 2009

No es época de gastos fastuosos

Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la Memoria

En tiempos económicamente difíciles nada más equivocado que cercenar programas sociales o desaparecerlos, como lo anuncian algunos funcionarios del gobierno federal. Si en los dos últimos años llevaron a 6 millones de mexicanos más a la pobreza, qué podrá esperar el resto de la población si ese gobierno ahora declina de su obligación y cancela dichos apoyos, justo cuando más se necesitan.

Por ello es muy importante adoptar medidas de austeridad. En el ámbito federal y en el local. En el primero, por ejemplo, cifras reales sustentan que se ahorrarían 14 mil millones de pesos si sólo se redujera el salario a todos sus funcionarios de primer nivel. El monto más que se duplicaría si se recortara lo que llaman “gasto corriente” —que creció ofensivamente de 2000 a la fecha— donde se incluyen servicios y prestaciones para funcionarios “de primer orden” como el pago de comidas, vales de gasolina, seguro médico, bonos y autos nuevos, entre muchos otros beneficios. De hecho, The New York Times censuró el despilfarro de la bonanza petrolera y de divisas en el foxismo.
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