El 10 de abril de 1919 cayó abatido el general Emiliano Zapata en la hacienda de Chinameca, estado de Morelos. Creador del Plan de Ayala y padre del agrarismo mexicano, cuyas ideas fueron elevadas a rango constitucional por el Constituyente de Querétaro, principalmente en el artículo 27 de nuestra Carta Magna. A 91 años del aniversario luctuoso, y en el marco de las celebraciones del centenario del inicio de la revolución armada de 1910, las banderas revolucionarias y el legado que él defendió a costa de su propia vida siguen siendo desmanteladas por las mismas fuerzas reaccionarias que combatieron a sus hombres, y que hoy por desgracia tienen el mando en el país. Digamos que la parte ideológica, es decir, los intelectuales del zapatismo como lo fueron, Antonio Díaz Soto y Gama, el profesor Otilio Montaño y Gildardo Magaña, entre otros, quienes acompañaron y diseñaron las demandas del ejército del caudillo del sur al grito libertario de “Tierra y Libertad”, hoy siguen sufriendo los embates de las clases directoras en aras de beneficiar a la clase neolatifundista y a los intereses del capital privado extranjero. |