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Traducción VALE
Berlín:
ya sea para mejorar la imagen de regímenes autoritarios o para la protesta
contra violaciones a derechos humanos- se han llevado siempre organizaciones
deportivas a la escena política. El efecto es muy diferente.
El dictador Nazi Adolf Hitler
abusó de los juegos olímpicos 1935 para fines propagandísticos, el régimen del
Apartheid sudafricano fue aislado para expulsión de organizaciones deportivas y
en la guerra fría estaba el deporte en el frente de los conflictos occidente
oriente. En 2008 fueron las olimpiadas
en Pekín una plataforma para protesta contra violaciones a derechos humanos
y ahora sobresale en publicidad mundial
el campeonato europeo de futbol en Ucrania el detalle de la forma de gobierno contra la oposición,
ante todo con la ex jefa de gobierno Julia Timoschenko.
“El
deporte es la plataforma de comunicación
más grande quizás del mundo” dice el presidente de la Federación de Deporte
Olímpico Alemán (DOSB), Thomas Bach. Eso ya se hace, desde que el campeonato
mundial de fútbol y los juegos olímpicos son seguidos mundialmente por
espectadores de televisión. Ya en los juegos olímpicos de 1906 ondeó como protesta el saltador de longitud
Peter O´Connor la bandera irlandesa, para la independencia de su país de la
Gran Bretaña. En 1908 en Londres se negó al equipo finlandés, protestar atrás
de la bandera rusa, ya que en este tiempo
era el líder autónomo.
Con la
propagación rasante de la radio y televisión aumentaron también las
posibilidades, de conseguir efectos de acciones de protesta. En 1968 utilizó el
movimiento nacional americano, los juegos olímpicos en México, para protestar
contra la discriminación racista. Los
corredores de color de 200 metros Tommie Smith y John Carlos, que ganaron oro y
bronce, levantaron en el pedestal su puño cubierto con guante negro. El símbolo
del movimiento de poder negro.
La eficacia de
algunas acciones es diferente, es sin embargo en general considerable valorarlo
como fuerte, dice el Político del deporte de Colonia Profesor Jürgen Mittag.
Poco de subestimar es por ejemplo la exclusión de organizaciones
internacionales de Sudáfrica en el
régimen del Apartheid. Fué por lo mismo mayor presión hacia Sudáfrica que con
acciones económicas y boicots económicos- En 1976 muchos países africanos no
asistieron a las olimpiadas de verano en
Montreal en protesta contra un juego del equipo de Rugby neozelandés en el País
del Apartheid.
Mittag
clasifica como fracaso los muchos boicots de olimpiadas en tiempos de la guerra
fría. Entre 1958 y 1980 renunció China a su participación, porque Taiwán estaba
presente. En 1956 no participaran Holanda, España y Suiza en los juegos de
Melbourne por la represión en la revolución en Hungría. Egipto , Irak, Camboya
y el Líbano boicotearon los mismos
juegos en protesta contra la ocupación israelí de la mitad de la península
Sinai.
El punto más
alto de ola de boicot siguió en los años 80. En 1980 renunció los EUA y como
consecuencia 40 estados occidentales en tomar parte en los juegos de Moscú. La
razón fue la incursión soviética en Afganistán. La Unión Soviética y 13 estados
hermanos se vengaron en 1984 con el boicot en los juegos de los Angeles.
Esos son
ejemplos en el camino sin salida, dice Mittag. Nadie es feliz con ello.
Políticamente permanecen las acciones sin efecto y para los deportistas
resultan los boicots en frustaciones. En el caso actual de Ucrania en el
campeonato mundial no será discutido un boicot como en las experiencias de los
años 80. En su lugar se distancia la
política del gobierno del presidente Víctor Janukowitsch, en la cual amenaza con no asistir al estadio
del campeonato mundial. Con esta defensa critica de distancia consigue moderar
en forma procesos de cambio, dice Mittag.
El deporte
observa búsquedas de unión del escéptico político. El deporte no debe ser
garrote del político, dice el presidente del DOSB Bach, “Cuando el deporte se
quiere para efectos en cuestiones de
política y derechos humanos, debe ser políticamente neutral, pero no
manejado apolíticamente”, Bach está de acuerdo en el debate actual sobre la
detención de la ex gobernadora Julia Timoschenko y su estado de salud en este
caso. No se debe sin embargo exigir demasiado al deporte, dice él: el deporte no está para ocupar el lugar de preocuparse
como las Naciones Unidad en cumplimiento y conversión. Esto es tarea de la
política.