lunes, 7 de mayo de 2012

EL LUGAR DEL DEPORTE COMO ESCENA POLÍTICA



Welt Online


Traducción VALE

Berlín: ya sea para mejorar la imagen de regímenes autoritarios o para la protesta contra violaciones a derechos humanos- se han llevado siempre organizaciones deportivas a la escena política. El efecto es muy diferente.
El dictador Nazi Adolf Hitler abusó de los juegos olímpicos 1935 para fines propagandísticos, el régimen del Apartheid sudafricano fue aislado para expulsión de organizaciones deportivas y en la guerra fría estaba el deporte en el frente de los conflictos occidente oriente. En 2008  fueron las olimpiadas en Pekín una plataforma para protesta contra violaciones a derechos humanos y  ahora sobresale en publicidad mundial el campeonato europeo de futbol en Ucrania el detalle  de la forma de gobierno contra la oposición, ante todo con la ex jefa de gobierno Julia Timoschenko.
“El deporte  es la plataforma de comunicación más grande quizás del mundo” dice el presidente de la Federación de Deporte Olímpico Alemán (DOSB), Thomas Bach. Eso ya se hace, desde que el campeonato mundial de fútbol y los juegos olímpicos son seguidos mundialmente por espectadores de televisión. Ya en los juegos olímpicos de 1906  ondeó como protesta el saltador de longitud Peter O´Connor la bandera irlandesa, para la independencia de su país de la Gran Bretaña. En 1908 en Londres se negó al equipo finlandés, protestar atrás de la bandera rusa, ya que en este tiempo  era el líder autónomo.
Con la propagación rasante de la radio y televisión aumentaron también las posibilidades, de conseguir efectos de acciones de protesta. En 1968 utilizó el movimiento nacional americano, los juegos olímpicos en México, para protestar contra la discriminación racista.  Los corredores de color de 200 metros Tommie Smith y John Carlos, que ganaron oro y bronce, levantaron en el pedestal su puño cubierto con guante negro. El símbolo del movimiento de poder negro.
La eficacia de algunas acciones es diferente, es sin embargo en general considerable valorarlo como fuerte, dice el Político del deporte de Colonia Profesor Jürgen Mittag. Poco de subestimar es por ejemplo la exclusión de organizaciones internacionales de Sudáfrica  en el régimen del Apartheid. Fué por lo mismo mayor presión hacia Sudáfrica que con acciones económicas y boicots económicos- En 1976 muchos países africanos no asistieron  a las olimpiadas de verano en Montreal en protesta contra un juego del equipo de Rugby neozelandés en el País del Apartheid.
Mittag clasifica como fracaso los muchos boicots de olimpiadas en tiempos de la guerra fría. Entre 1958 y 1980 renunció China a su participación, porque Taiwán estaba presente. En 1956 no participaran Holanda, España y Suiza en los juegos de Melbourne por la represión en la revolución en Hungría. Egipto , Irak, Camboya y el Líbano boicotearon  los mismos juegos en protesta contra la ocupación israelí de la mitad de la península Sinai.
El punto más alto de ola de boicot siguió en los años 80. En 1980 renunció los EUA y como consecuencia 40 estados occidentales en tomar parte en los juegos de Moscú. La razón fue la incursión soviética en Afganistán. La Unión Soviética y 13 estados hermanos se vengaron en 1984 con el boicot en los juegos de los Angeles.
Esos son ejemplos en el camino sin salida, dice Mittag. Nadie es feliz con ello. Políticamente permanecen las acciones sin efecto y para los deportistas resultan los boicots en frustaciones. En el caso actual de Ucrania en el campeonato mundial no será discutido un boicot como en las experiencias de los años 80.  En su lugar se distancia la política del gobierno del presidente Víctor Janukowitsch,  en la cual amenaza con no asistir al estadio del campeonato mundial. Con esta defensa critica de distancia consigue moderar en forma procesos de cambio, dice Mittag.
El deporte observa búsquedas de unión del escéptico político. El deporte no debe ser garrote del político, dice el presidente del DOSB Bach, “Cuando el deporte se quiere para efectos en cuestiones de  política y derechos humanos, debe ser políticamente neutral, pero no manejado apolíticamente”, Bach está de acuerdo en el debate actual sobre la detención de la ex gobernadora Julia Timoschenko y su estado de salud en este caso. No se debe sin embargo exigir demasiado al deporte, dice él: el deporte  no está para ocupar el lugar de preocuparse como las Naciones Unidad en cumplimiento y conversión. Esto es tarea de la política. 


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