Traducción VALE @valel_
Contrario a Carlos Fuentes, que critica a
los tres candidatos principales a la presidencia de México, la escritora Elena
Poniatowska está plenamente comprometida en la campaña electoral. Su candidato
es Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del partido de la revolución democrática
(PRD izquierda)
Después del escrutinio del año 2006, ella ha
estado del lado de AMLO, que no ha reconocido la victoria de Felipe Calderón
(del partido de acción Nacional PAN, derecha) el se declaró “presidente
legítimo”.
Para agradecerle, AMLO la ha nombrado ministra
de educación de una oficina fantasma
destinada a encarnar su nuevo proyecto de la “república amorosa”.
Elena Poniatowska no ve las diferencias entre el PAN y el
partido revolucionario institucional (PRI centro) en el poder entre 1929 y
2000, favorito de la presidencial del 1° de julio. Ella admite que el PRD ha
decepcionado a una cantidad de partidarios “pero AMLO es el único hombre de
Estado que ha recorrido todo el país, el ha escuchado a la gente” justifica
ella.
Ella se dice “afectada” “escandalizada” por la
inseguridad y la criminalidad que padecen los mexicanos. Desde el 2007, se
cuentan más de 50,000 homicidios.
Los asesinos y las víctimas son con frecuencia
muy jóvenes: “la generación de ni-ni” que no estudian ni buscan trabajo, ha llegado a ser la carne de cañón de
cárteles de la droga. Sembrar la marihuana es más rentable que cultivar el
maíz.
“En el momento que mi Familia ha llegado a
México en 1942, nosotros podíamos caminar en las calles, mis hermanas y yo, sin
peligro, confiesa ella. La ciudad ha llegado a ser hostil, llena de
carteristas, mal cuidada, es un riesgo mortal para los peatones. Mis nietas no
pueden salir solas.
México es un país peligroso para los
periodistas, agrega esta dama de las letras que ha trabajado mucho tiempo para
la prensa. Antes de matricularse como persona en el arte de la entrevista, ella
se sentía intimidada por sus interlocutores: ella cita para estos propósitos
una entrevista con Hubert Beuve-Mery el fundador del Mundo.
En los años cuarentas, México era un país que
progresaba, dice ella. Ahora está por desgracia en declinación. Sin duda
después de que sus gobiernos corruptos han pretendido modernizar el país, al mismo tiempo que han pensando antes que
nada hacer una fortuna personal. El último presidente que ha permanecido en las memorias con una
imagen positiva fue el general Lázaro Cárdenas (1934-1940) que los mexicanos
todavía llaman “Tata Cárdenas” (papá Cárdenas).
Nacida princesa Helene Elizabeth Louise Amelie
Paula Dolores Poniatowska Amor, en 1932 en París, en una familia ligada a la historia de la Polonia y de la
Francia, su compromiso remonta hace mucho tiempo. En la noche de Tlatelolco
(1971, no traducida) ella escribió la historia oral del movimiento estudiantil
de 1968, masacrados en vísperas de los
Juegos olímpicos de México- El gobierno
se posicionó en acallar el affaire - deplora ella.
Muchos de los intelectuales se agruparon
enseguida al presidente Luis Echeverria (1970-1976), secretario de gobierno al
momento de la represión, con el pretexto que el dilema era “Echeverria o el
fascismo”.
Después del temblor que ha destruido una parte
de México en 1985, Elena Poniatowska a retomado su pluma para escribir Nada,
nadie, las voces del temblor (Rien, Personne, les voix du seisme , 1988, no
traducido).
Entre la treintena de títulos que ha escrito,
figura la evocación de dos íconos del feminismo, la fotógrafa Tina Modotti
(Tinisima 1992, no traducido) y la surrealista Leonara Carrington (Leonora,
2011, en curso de traducción en editorial Actes Sud).
Elena Poniatowska vive en Chimalistac, una
pequeña parte conservada de la ciudad, cerca de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Las paredes de su casa están tapizadas de libros, perfectamente
dispuestos y etiquetados, El té aleja al gato, llamado “Monsi” en honor de su
amigo, el cronista y ensayista arrepentido Carlos Monsivais (1938-2010).
La campaña electoral ha distraído a la
escritora de su novela sobre la familia Poniatowski. Ella piensa continuarla
después de la campaña. La experiencia no
deja escribir fácilmente, reconoce-
ella, porque la edad nos lleva a ser más
severos, menos inconscientes, más autocríticos- pero la vida es un
círculo, y es bueno que la hebilla se
ensortije. Concluye ella
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