martes, 2 de octubre de 2012

La Derecha y la represión en el movimiento estudiantil de 1968.



Empresarios poderosos, dirigentes e ideólogos de grupos conservadores católicos, fueron los partidarios más entusiastas de la represión sangrienta contra el movimiento estudiantil.

Entre esos ideólogos se contaba Salvador Abascal Infante, dirigente histórico de la UNS (Unión Nacional Sinarquista) en los años 40, y quien mediante su editorial Tradición, a partir de los 70, y antes, en la editorial Jus, de Gómez Morín, de la que fue gerente, ejerció una influencia que no fue muy visible, pero sí muy importante, pues se magnificó con la llegada de la derecha al poder, al grado de que en 2005 era Secretario de Gobernación, y por lo tanto disponía a su arbitrio de acervos confidenciales, como los del Cisen, donde hay información sobre las actividades políticas de los Abascal.

Durante el sexenio foxista, se creó la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), con el pretexto de hacer justicia en contra de quienes cometieron excesos de poder durante la guerra sucia contra la izquierda, en los sexenios de Luis Echeverría y de José López Portillo.
 Pero el sentido real del proyecto, desde la perspectiva histórica de la derecha católica, era condenar a esos expresidentes, a quienes siempre había satanizado, no por la represión contra la izquierda, exigida por los grupos derechistas, sino porque en su tiempo afectaron intereses empresariales, fomentaron la planificación familiar, promovieron las relaciones con los países del Tercer Mundo, etc.

Aunque podría parecer increíble, las implicaciones de la llegada de la derecha al poder, pasaron inadvertidas para los antiguos luchadores sociales, y para gran parte de la sociedad mexicana. El hecho es que la FEMOSSP, dependiente de la PGR, no recibió el apoyo que requería, en parte porque sus investigaciones históricas no iban en el sentido que la derecha esperaba, de condenar como únicos culpables a Luis Echeverría Álvarez (LEA) y a José López Portillo (JLP).

Por el contrario, las pesquisas en archivos policiacos, antes confidenciales, arrojaban una gran responsabilidad de los hechos al ejército, contrariamente a los proyectos derechistas globales de fomentar la militarización de las sociedades alegando la “lucha contra el crimen organizado”.

La necesidad de la derecha en el poder, de tener el apoyo de las fuerzas armadas para controlar la situación del país en la explosiva sucesión del 2006, hacía impensable emprender acciones que pusieran en duda la honorabilidad de altos mandos militares de los años 60 y 70, pues cuestionaría la trayectoria de la propia institución.

En el caso de las investigaciones sobre el 68, uno de los obstáculos que enfrentó la FEMOSSP fue la dificultad para obtener información sobre el sector derechista por parte de una dependencia que estaba totalmente en manos de sus herederos.

En efecto, en 2005 y 2006, Carlos Abascal Carranza, hijo de Salvador Abascal Infante, como titular de la Secretaría de Gobernación (SEGOB) tenía el control de acervos antes clasificados de la DFS, de IPS (Investigaciones Políticas y Sociales) y de la SEDENA, ubicados en el AGN, también dependiente de la SEGOB.

En su libro La revolución mundial. De Herodes a Bush, (Tradición, México, 1992), Abascal Infante afirmó: “El 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlaltelolco, la guerrilla comunista lanzó una luz de bengala, como señal convenida, y sus tiradores, posesionados de varios edificios, abrieron el fuego contra las tropas. El primero en caer herido fue el General Hernández Toledo. El tiroteo se generalizó. Eran las 6:40 de la tarde. Con graves pérdidas propias dominó el Ejército la situación, no antes de las 3 de la madrugada del día 3. Cayó también gente del pueblo, se dice que aun mujeres y niños, llevados allí a propósito por la guerrilla comunista. El saldo fue de 28 muertos y 200 heridos, incluyendo a Toledo, dos oficiales y muchos soldados...”.

“Todo aquel movimiento fue fruto de la escuela cardenista. Insuficientes habían sido las aisladas medidas que en contra de el cardenismo había tomado Díaz Ordaz meses antes, como la destitución del comunista director del Fondo de Cultura Económica, extranjero, poniendo en su lugar a Salvador Azuela, que se encuentra no sólo con una montaña de libros marxistas, sino también con muchos contratos ya firmados que lo obligan a seguir editando más libros marxistas: como el derrocamiento del Doctor Chávez de la Rectoría de la Universidad Nacional, para lo cual se valió del MURO, organización estudiantil de derecha, que no tendrá ya ningún otro triunfo por ser demasiado minoritaria”.

“Julio Scherer Schererstein, director de Excélsior, justificaba todo lo ocurrido atribuyéndolo al “ardor y la pasión juvenil” y echaba toda la culpa sobre Díaz Ordaz y el ejército, que en esa ocasión mereció la simpatía del pueblo”. 

Carlos Abascal ayudaba a su padre en sus proyectos editoriales, y a década y media de la publicación de esos juicios, Abascal hijo tenía el control de la información confidencial sobre esos hechos.Es público que personajes y grupos encumbrados de la derecha, siguen sustentado concepciones que en su tiempo justificaron la represión contra el movimiento estudiantil.

Por ejemplo, el aun gobernador de Jalisco, y exalcalde de Guadalajara, Emilio González Márquez, mandó publicar textos de historia de esa ciudad donde se hacía apología del catolicismo y se satanizaba a personajes como Echeverría.

El 22 de septiembre de 2005, diputados locales y regidores de oposición demandaron al presidente municipal de Guadalajara, el panista Emilio González Márquez, que retirara de la circulación los 40 mil ejemplares de un libro de historia y geografía financiado por el ayuntamiento, donde se hacía una apología de la religión católica, de la iglesia, de los cristeros y de personajes del Partido Acción Nacional (PAN), además de que promovió la imagen del propio alcalde, mientras que se califica al ex presidente Luis Echeverría Alvarez, como “populista, devaluador de la moneda, fomentador de la violencia callejera, de la pobreza, el desempleo, el desorden público y privado y el crimen organizado”.

El Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, fundado en 1961, y el Frente Universitario Anticomunista (FUA), creado en Puebla, en 1954, eran, en 1968, la punta de lanza de la extrema derecha contra el movimiento estudiantil.

A partir de los 70, comenzaron a surgir grupos como PROVIDA, ANCIFEM, el DHIAC y otros, vinculados, al igual que MURO y FUA, a la organización secreta del Yunque, con dirigentes que tienen una larga trayectoria en ese sector y que en algunos casos ocupan hoy en día cargos importantes en los gobiernos controlados por Acción Nacional.

Otras organizaciones, hoy más influyentes por el carácter derechista del gobierno federal, eran mucho más antiguas, como los Caballeros de Colón, que datan de fines del siglo XIX, y la Unión Nacional de Padres de Familia, creada en 1917, y que siguen siendo activos en la defensa de los intereses clericales y en la lucha contra la izquierda, por lo que su actitud en esa época fue reprobatoria de la rebeldía juvenil izquierdista.


La persistencia de ese tipo de grupos es uno de los hechos que caracterizan a la extrema derecha, lo mismo que sus relaciones con la jerarquía católica y con empresarios. Durante mucho tiempo se ignoró la existencia e influencia del Yunque, y de otros grupos que surgieron posteriormente, luego del conflicto de 1968. Uno de ellos, cuya existencia se mantuvo oculta durante casi cuarenta años, es el Movimiento Mexicanista de Integración Nacional (MMIN), fundado por Luis Felipe Coello Macías 29 y Ramón Plata Moreno 30, el 7 de abril de 1970.

Luis Felipe Coello Macías fue el primer dirigente del muro, mientras que Ramón Plata lo fue del Yunque, creado en 1954.
 El Movimiento Mexicanista de Integración Nacional estuvo activo en 2006, en pleno conflicto electoral. El mencionado Movimiento Mexicanista tenía raíces desde el siglo XIX, pero que formalmente se había creado en 1970, como efectivamente había registrado en aquél entonces la DFS.

Desde luego, otra estrategia derechista, que es tradicional pero que a la vez se usó como respuesta al movimiento de 1968, fue la creación o fortalecimiento de centros universitarios donde privara esa ideología y proporcionara cuadros políticos a ese sector.








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